Los tranvías de Electricité & Hydraulique de Charleroi
Para el suministro de los 45 coches motores incluidos en el contrato suscrito por la Compagnie Génerale des Tramways Électriques de Valence con Electricité & Hydraulique, la firma belga siguió el mismo camino que tres años antes había tomado la sociedad suiza Compagnie de l'industrie électrique de Geneve, más conocida como Sécheron. Cuando esta empresa recibió el encargo, también llave en mano, para electrificar los tranvías de San Sebastián decidió subcontratar su construcción en España.
Electricité & Hydraulique recurrió a las mismas empresas que habían participado en la construcción de los tranvías de San Sebastián, las zaragozanas Carde y Escoriaza y Averly. La primera realizó las carrocerías, mientras que la segunda fabricó los trucks o bastidores.
No ha sido posible determinar el origen del diseño de las carrocerías realizadas por Carde y Escoriaza, ya que en nada se parecen a las de los tranvías construidos en la época por Electricité & Hydraulique para otras ciudades ni tampoco tienen similitud con otros tranvías eléctricos suministrados por la firma aragonesa. Por el contrario, no cabe duda de que los trucks fabricados por Averly corresponden a un diseño propio de Electricité & Hydraulique que esta empresa utilizó con profusión tanto en Bélgica, como es el caso de las series 9048 a 9085 y 9123 a 9131 de la Société Nationale des Chemins de Fer Vicinaux, como en los tranvías de Sofia y Oran, entre otros.
Los 45 tranvías suministrados a València estaban equipados con motores y sistemas eléctricos fabricados por la propia Electricité & Hydraulique en Charleroi. En concreto, los dos motores de tracción que equipaban cada coche eran del tipo T-52 del constructor belga, de 30 caballos de potencia.
Los primeros tranvías de València tuvieron una vida dilatada y muchos se mantuvieron en servicio durante cerca de sesenta años. En 1952 el parque de la Compañía de Tranvías y Ferrocarriles de Valencia aún contaba con 20 coches de este tipo, aunque tras la clausura de las líneas interurbanas, a las que estuvieron asignados prioritariamente en sus últimos años de vida, pronto se procedió a su definitiva retirada y desguace.
A lo largo de su dilatada vida activa, estos coches experimentaron numerosas reformas y reconstrucciones que afectaron a muchos de ellos en mayor o menor medida, con operaciones como el cierre de sus plataformas de acceso o la sustitución de sus carrocerías por otras inspiradas en los tranvías de las series 100 y 200 de la Compañía de Tranvías y Ferrocarriles de Valencia. Asimismo, sus primitivos motores de tracción fueron reemplazados por máquinas más modernas como las General Electric GE-58, motivo por el que algunos han llegado a afirmar, equivocadamente, que eran tranvías de diseño español con equipos eléctricos de origen norteamericano, cuando, en realidad, eran plenamente belgas, pues su fabricación había sido contratada por la Compagnie Génerale des Tramways Électriques de Valence a la firma belga Electricité & Hydraulique, empresa que produjo en Chareroi sus motores y controles y subcontrató a Carde y Escoriaza y a Avery la construcción de las carrocerías y los trucks, estos últimos según diseño desarrollado también en Bélgica.
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