Comarca atendida por el Tranvía de Bilbao a Durango y Arratia. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
LOS PRIMEROS PASOS DEL TRANVÍA
Una vez obtenida la concesión, su promotor, D. Angel
de Iturralde, procedió de inmediato a la constitución de la Sociedad Anónima
del Tranvía Eléctrico de Bilbao a Durango y Arratia (en adelante nos
referiremos a esta empresa con las siglas, TBDA),
acto realizado el 9 de enero de 1899 ante el notario de Bilbao D. Ildefonso
Urizar.
No deja de ser llamativo que la propia razón social
de la nueva empresa especificase que se trataba de “Tranvía Eléctrico”, cuando
la concesión otorgada tan solo dos meses antes de su constitución señalaba con
claridad la utilización del motor de vapor en su explotación. De hecho, el
artículo segundo de sus estatutos señalaba que la sociedad “Tendrá por objeto la construcción del
Tranvía de Bilbao a Durango y ramal de Lemona a Ceánuri, su explotación y su
aprovechamiento.
Podrá también,
construir, adquirir y explotar otras líneas o ramales y fusionarse con
cualquiera compañía, introducir todos los cambios de sistema de tracción y
demás reformas que se creyeren convenientes, adquirir terrenos y edificios,
saltos de agua, instalar fábricas de producción de electricidad y luz
eléctrica, suministrar una y otra y cualquiera otra de las aplicaciones de fluido
eléctrico y dedicarse a cualquiera otra industria que se relacione más o menos
directamente con la electricidad, las comunicaciones y transportes”.
El capital social de la empresa se fijó en dos
millones, ciento cincuenta mil pesetas, representado por cuatro mil trescientas
acciones al portador.
La sede social de la empresa quedó establecida en el Nº 10 de la bilbaína calle
del Arenal.
El primer Consejo de Administración de la nueva
empresa quedó formado por importantes industriales y comerciantes de Bizkaia como:
Ildefonso Jauregui y Gandía, propietario de 380
acciones.
José Manuel de Arispe y Acaiturri, también
suscriptor de 380 acciones.
José Lequerica y Aguirre, con 40 acciones.
Rafael Echevarría y Azcárate, con 84 acciones.
Manuel de Taramona y Díaz de Entresotos, con 80
acciones.
Pablo Acha y Olave
Isidoro Delclaux e Ibarzabal, con 61 títulos.
El cargo de director-gerente quedó reservado para el
promotor del proyecto, Ángel de Iturralde, quien recibió 61 acciones a
cambio de todas concesiones y derechos.
De inmediato se dieron los primeros pasos para
proceder al inicio de las obras. Así, el 1 de marzo de 1899 se publicó en El
Noticiero Bilbaíno un anuncio para la adquisición de postes con destino a la
electrificación al que de inmediato siguieron otros para la compra de
traviesas, carriles y material móvil.
El 11 de marzo de 1899 se celebró en Villaro un acto
oficial, con banquete incluido, que marcó el inicio de las obras de
construcción del tranvía. Los trabajos de asiento de vías y de las necesarias
modificaciones de la carretera entre Lemoa y Zeanuri fueron adjudicados al
contratista José de las Heras.
El tranvía de Arratia tenía como objetivo atender el desarrollo industrial de la comarca. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
UNA INAUGURACIÓN PROVISIONAL
Las primeras obras del tranvía se concentraron en el tramo
comprendido entre Lemoa y Zeanuri. Esta sección era, por una parte, la de más
fácil construcción, ya que no se habían previsto variantes de importancia, y,
por otra, era la más necesaria, ya que, a diferencia del resto de las
poblaciones que iban a ser atendidas por el nuevo tranvía, que ya contaban con
la vía del ferrocarril de Bilbao a Durango, el valle de Arratia carecía de
cualquier comunicación ferroviaria.
Las obras se desarrollaron con rapidez, por lo que
una vez finalizado el asiento de la vía, la empresa decidió proceder, el 2 de
septiembre de 1899, a
la inauguración provisional del tramo comprendido entre Lemoa y Arteaga,
recurriendo para ello a la tracción animal.
Con motivo de esta inauguración, El Noticiero
Bilbaíno publicó en su edición del 3 de septiembre la siguiente crónica:
Ayer al
mediodía quedó abierto al servicio público el tranvía de Lemona a Arteaga, que
forma el ramal del de Bilbao a Durango.
La
inauguración revistió los caracteres de una gran solemnidad.
A las doce del
mediodía los invitados al acto llegaron a Lemona, donde esperaba el arcipreste
de Villaro, D. José María de Urrecha, que fue el encargado de bendecir la nueva
línea.
Verificada la
bendición, tomaron asiento en el carruaje número 1, el presidente del Consejo
de Administración, D. Ildefonso Jauregui, el director de todos los trabajos y
concesionario del tranvía, señor Iturralde, el ingeniero de la nueva línea,
señor Calvaud, el consejero señor Echevarría Lallana, el rico propietario de
Arteaga, señor Urrecha, el alcalde de Lemona, alto personal de la línea y los
representantes de El Porvenir Vasco, La Voz de Vizcaya y El Noticiero Bilbaino.
Seguía el
carruaje de los invitados otro completamente lleno.
El trayecto se
hizo muy corto por resultar espléndido el paisaje.
En Yurre, Aránzazu,
y todos los pueblos del tránsito, el tranvía era recibido por el vecindario con
muestras de júbilo. Muchas casas se hallaban engalanadas.
Los alcaldes
de dichos pueblos salieron a recibir a los invitados, haciendo con ellos el
viaje hasta Arteaga, a donde llegó el primer coche en menos de tres cuartos de
hora.
Del ramal de
Lemona a Ceánuri solamente hay en la actualidad en explotación nueve
kilómetros, faltando cinco y medio para la terminación de la línea.
No han podido
cumplirse los deseos del Consejo de Administración de inaugurar antes toda la
línea, a consecuencia de que la fábrica de Altos Hornos, por las últimas
huelgas, no pudo suministrar los carriles.
El nuevo ramal
quedará terminado por completo dentro de mes y medio.
El asiento de
la vía es de primera.
Los carruajes,
construidos por la casa de Carde y Escoriaza de Zaragoza, son elegantes y
cómodos, con cabida para unas 34 personas.
Las obras
comenzaron a mediados de marzo último, teniendo la contrata de ellas Don José
de los Heros.
Los invitados
fueron obsequiados con un espléndido banquete, en el establecimiento balneario
de Castillo Elejabeitia, y con tal motivo observamos las grandes reformas que
en él han introducido sus actuales propietarios.
El balneario
de Castillo Elejabeitia por sus aguas, sus preciosas instalaciones y hermosos
paseos, es hoy uno de los mejores establecimientos balnearios.
Terminado el
banquete hubo baile y otras diversiones, reinando grande animación.
El regreso de
tan agradable expedición se hizo a las 6-20 de la tarde.
Tras los actos de inauguración de este primer tramo,
se estableció un servicio provisional de tranvías con el siguiente horario:
Salidas desde Lemoa a las 8:30, 8:50 y 11:30 de la
mañana; 3:55 y 4:35 de la tarde; 8:10 y 8:40 de la noche.
Salidas desde Castillo Elejabeitia (Artea) a las 6:00, 7:20,
10:00 y 10:45 de la mañana; 2:25 y 6:20 de la tarde y 7:10 de la noche.
La puesta en marcha del tranvía no se limitó a la
mejora del transporte en el valle de Arratia, sino que supuso toda una revolución
en las comunicaciones entre Bilbao y Vitoria, al establecerse al mismo tiempo
un servicio combinado, de autobuses, a cargo de la empresa “Automóviles la
Vitoriana”, por el puerto de Barazar y enlace del tranvía en Lemoa con los trenes de la línea de Durango.
Desde sus inicios, el tranvía de Arratia estableció un servicio combinado de autobuses a Vitoria. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Sin lugar a dudas, el viaje en los rudimentarios
autobuses de 1899, por las tortuosas cuestas de Barazar, debía resultar una
emocionante aventura, tal y como relataba el periodista Ceferino Ojeda en la
siguiente crónica, publicada en El Noticiero Bilbaíno, el 5 de septiembre de 1899:
La curiosidad
de montar en los nuevos vehículos me hizo venir a Bilbao eligiendo el camino de
Vitoria a Lemona y ni pésame el viaje ni quiero que los demás dejen de
enterarse a los efectos oportunos.
Llegué a la
administración y tomé billete, tocándome el número 5, lo que indica que
oficialmente estrenábamos hoy el automóvil.
Vinimos en
interior un caballero de Vitoria con dos hijas muy simpáticas por cierto y un
servidor de ustedes. Un cura venía
en toldilla.
Nos sorprendió
a todos los viajeros la marcha regular y suave y la velocidad, que, con reloj
en mano, pudimos apreciar en 20 kilómetros por hora.
En el límite
de Álava, saludándonos con su penacho de nubes, vimos a Peña Gorbea gigante,
que parece guardar la entrada de Vizcaya, extendiendo sus brazos para enlazar
las dos provincias hermanas.
La bajada al
valle de Arratia, la hicimos felizmente, moderando un poco la marcha, y las
curvas pronunciadísimas, salvándolas con facilidad pasmosa.
Felizmente
llegamos: me felicito, felicito a mis compañeros de viaje y a la compañía
Automóvil Vitoriana por el deseo de agradar y ser útil al público.
Impagable y con gran sabor a emotividad,por supuesto,la informacion recopilada en esta entrada,con los datos referentes al conjunto accionista de dicha sociedad,y ese delicioso "diario-cronica"sobre todo lo acontecido en el dia inaugural
ResponderEliminarVeo que aparece como accionista Arispe, cuñado de Juan Tomas Gandarias. desconocia el dato de que la familia Gandarias tuviera intereses ahi.
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