Si en la entrada anterior hablábamos de un tranvía tan efímero como poco conocido, lo mismo podemos decir del que tratamos hoy: el tranvia de Burriana. Su construcción y
explotación fue concedida el 14 de mayo de 1890 al empresario y vecino de
Burriana (Castellón) Vicente Peirats y Ríos, según el proyecto redactado por el
ingeniero Ramón Peris. En principio, esta línea debía enlazar Villarreal con
Burriana y su puerto, y contaría con un ramal a la estación del ferrocarril de
Valencia a Tarragona en esta última ciudad.
Vista de un coche del tranvía de Burriana en las cocheras. Fotografía cedida por Enrique Andrés Gramage
Para la construcción y explotación de la línea,
Vicente Peirats y Ríos constituyó la Sociedad Burrianense de Tranvías. Sin
embargo, no fue capaz de reunir el capital necesario para afrontar la empresa,
por lo que el inicio de las obras se retrasó varios años. El 11 de julio de
1897 el ayuntamiento de Burriana autorizó la instalación de los carriles a lo
largo del Camino al Mar y un año más tarde, en julio de 1898, entraba en
servicio la sección comprendida entre el centro de Burriana y el Grao. Debido a
las penurias económicas que arrastró la empresa desde sus inicios, finalmente
no fue posible afrontar la construcción del tramo comprendido entre Burriana y
Villarreal ni tampoco el ramal a la estación de ferrocarril de Burriana, pese a
que los vehículos empleados en la explotación ostentaban en su lateral la
leyenda «Burriana-Grao-Estación».
Tranvía a su paso por la plaza de San Blas. Fotografía cedida por Enrique Andrés Gramage
El tranvía de Burriana al Grao era de vía única,
en ancho métrico, y presentaba una longitud total de 2.766 metros, mientras que
su prolongación a Villarreal habría representado otros 8.268 metros de
desarrollo. El punto de origen de la línea se encontraba en la Plaza de San
Fernando, actual Pla de San Blai, en cuyas inmediaciones se encontraban las
cuadras y cocheras. La vía recorría todo el Camino al Mar hasta llegar a
orillas del Mediterráneo, junto a la playa y el antiguo puerto. El material
móvil, suministrado por la casa Lladró y Cuñat (Almacera, Valencia), estaba compuesto por dos coches con imperial, similares a los utilizados
en algunas líneas hipomóviles de Valencia y un vagón cerrado para transporte de carga. El motor utilizado por este servicio
durante toda su andadura fue el de sangre, mediante parejas de mulas dispuestas
en troncos paralelos.
Vista del tranvía a su paso por las calles del Grao de Burriana. Fotografía cedida por Enrique Andrés Gramage
La Sociedad Burrianense de Tranvías no fue capaz
de culminar la construcción de la línea a la estación de ferrocarril y a la
vecina localidad de Villarreal, pese a que en 1903 realizó diversas gestiones
para electrificar el servicio. Un año más tarde, el 8 de octubre de 1904, la
Compañía del tranvía de vapor de Onda al Grao de Castellón obtuvo la concesión
para la construcción de un ferrocarril desde Villarreal al Grao de Burriana,
con un trazado prácticamente idéntico al que seguía el tranvía hipomóvil. El 24
de junio de 1907 se inauguró el nuevo servicio ferroviario y, poco después,
ante la nueva competencia, se suspendió la circulación de los tranvías, de modo
que el 13 de julio de 1908 el Ministerio de Fomento declaró la caducidad de la
concesión.
Tranvía en el camino al Grao. Fotografía cedida por Enrique Andrés Gramage
Tal y como marcaba la Ley, se realizaron tres
subastas para adjudicar el tranvía a un nuevo concesionario, pero como no se
presentó ninguna proposición, el 26 de noviembre de 1914 el gobierno autorizó
al Ministerio de Fomento para enajenar todos los materiales pertenecientes a
esta línea en pública subasta.
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