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miércoles, 29 de junio de 2022

EL FERROCARRIL DE ULÍA (y V)

 

El wattman del automotor número 3 del ferrocarril de Ulía posa para el fotógrafo durante un alto en los ensayos del nuevo tren. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril

Los wattmen

Como señalaban las crónicas de la inauguración del ferrocarril de Ulía, sus automotores eléctricos eran manejados con destreza por los entonces denominados wattmen. La traducción literal de esta expresión sería, aproximadamente, “los hombres de los vatios”, neologismo de origen inglés que describía perfectamente la función que ejercían: dominar la potencia de los nuevos vehículos eléctricos.

Es preciso tener en cuenta que, a principios del siglo XX, la palabra “conductor” estaba reservada al personal ferroviario y tranviario que acompañaba a los viajeros, expedía en ruta títulos de transporte o revisaba los billetes, lo que más tarde se denominó “revisor” o “cobrador”, mientras que los empleados que manejaban los primeros tranvías y trenes eléctricos recibían, en toda España, el nombre de “wattman”. A partir de la segunda década de la centuria se produjo el progresivo abandono de este término a favor de los de “motorista” o “conductor”. Sin embargo, este anglicismo arraigó en nuestra vecina Francia, donde todavía se emplea para calificar a las personas que manejan sus modernos tranvías en las diversas redes operativas a lo largo y ancho del hexágono. Igualmente, el término “conductor” se mantiene en los países anglosajones para nombrar a los revisores de los trenes.

En la imagen, el wattman del automotor número 3 del ferrocarril de Ulía posa, vestido con su uniforme, de forma reglamentaria, con la mano izquierda sobre el combinador de de tracción y freno eléctrico, y la derecha sobre el freno mecánico. La fotografía se tomó en junio de 1902, durante las pruebas de puesta en servicio del primer ferrocarril eléctrico de nuestro país.


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