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viernes, 19 de abril de 2019

140 AÑOS DE FERROCARRIL EN MANACOR (I)


Tren mixto fotografiado en la estación de Palma. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril

Recientemente, el ferrocarril de Manacor ha sido noticia por su electrificación, con la que se ha completado la implantación de la tracción eléctrica en todas las líneas de la isla de Mallorca. De esta brillante forma entra este histórico tren en su 140 aniversario, algo que difícilmente habrían podido imaginar quienes en 1979 conmemoraron discretamente su centenario, cuando  hacía dos años que no circulaban trenes en este trayecto. Por suerte, la decidida actuación de las instituciones autonómicas ha permitido su recuperación y completa modernización.
Un tren de viajeros maniobra en la estación de Inca. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril


La llegada del ferrocarril a Manacor está directamente vinculada a los primeros proyectos ferroviarios de la isla de Mallorca, impulsados por el Ingeniero de Caminos Eusebi Estada quien, en 1871, publicó el folleto Estudios sobre la posibilidad económica de establecer un camino de hierro de Palma a Inca, con el que pretendía demostrar la viabilidad económica de una vía férrea desde la capital, Palma de Mallorca, hasta la población más importante de la isla: Inca. Fruto de sus trabajos y de su capacidad de persuasión ante los capitalistas locales fue la constitución de la Compañía de los Ferrocarriles de Mallorca, creada el 9 de junio de 1872.

Nombrado ingeniero de la nueva compañía, Eusebi Estada redactó los proyectos constructivos y dirigió las obras del primer ferrocarril de Mallorca, que fueron iniciadas el 21 de enero de 1873 y concluidas, en poco más de dos años, el 24 de febrero de 1875. El ancho de vía elegido fue el de 910 mm, una yarda inglesa, sin duda influencia del país de procedencia de las primeras locomotoras, coches y vagones, algo que tampoco implicaba mayor inconveniente, dado que no era previsible que los ferrocarriles de la isla conectasen con el resto de la península y, por otra parte, tampoco se había iniciado todavía el desarrollo de los ferrocarriles de vía métrica en nuestro país. Posteriormente, esta medida se aplicaría en todos los ferrocarriles y tranvías de la isla.
Un tren de viajeros abandona la estación de Palma. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril

De Inca a Manacor

El éxito cosechado por el primer ferrocarril insular animó a la Compañía de los Ferrocarriles de Mallorca a ampliar su red, siempre según los proyectos redactados por Eusebi Estada. El primer paso fue la construcción de una vía que permitiera comunicar la estación de Palma con su puerto a través de un sinuoso trazado, prácticamente urbano, pero necesario para facilitar la importación y exportación de los productos recogidos en los pueblos atendidos por el tren de Inca. Inicialmente explotado con tracción animal, el trayecto se abrió al tráfico, únicamente de mercancías, el 8 de junio de 1877.
La locomotora Nº 24, «Coll», maniobra en las vías del puerto de Palma. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril

Mientras se construía el ramal del puerto, la Compañía de los Ferrocarriles de Mallorca puso en marcha dos nuevos proyectos: la prolongación de la línea hasta Manacor, entonces la tercera población de la isla, con cerca de 14.000 habitantes, y la construcción de un ramal a Sa Pobla, de menor entidad, pero que en aquella época experimentaba una notable fase de expansión económica, tras la desecación de su albufera y la conversión de su antigua superficie en nuevas tierras de cultivo.

Las obras de construcción de la línea de Manacor comenzaron en agosto de 1876 y en mayo de 1877 también se emprendieron las del ramal de Son Bordils a Sa Pobla. El buen ritmo de los trabajos permitió que el primer tramo, desde Inca a Sineu, se pudiera abrir al tráfico el 17 de febrero de 1878. El 24 de octubre del mismo año entró en servicio el ramal a Sa Pobla. Finalmente, el 19 de abril de 1879, hace ahora 140 años, se completó el trayecto entre Sineu y Manacor, aunque, en contra de lo habitual, las crónicas de la época reflejan que la empresa concesionaria no organizó grandes actos para celebrarlo.
Un tren de viajeros espera iniciar la marcha en la estación de Sa Pobla. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril

Pronto, el ferrocarril de Palma a Manacor se convirtió en el principal eje de comunicaciones de la isla y, a partir de él, la Compañía de los Ferrocarriles de Mallorca tendió nuevas líneas que sumaron un total de 215 kilómetros en su época de mayor expansión. El 7 de octubre de 1897 se inauguró la línea de Santa María a Felanitx, el 21 de julio de 1917 la de Palma a Santanyí y, finalmente, el 16 de junio de 1921 se amplió la vía desde Manacor hasta Artá. De este modo, y con excepción del ferrocarril de Palma a Sóller, toda la red ferroviaria de la isla se encontraba bajo el control de una sola empresa.
En 1959 llegaron a Mallorca cuatro locomotoras diésel construidas por la Sociedad Española de Construcción Naval bajo licencia de la francesa Creusot. Fotografía de Xavier Santamaría. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril

La Explotación de Ferrocarriles por el Estado

Durante las primeras décadas del siglo XX, la explotación de los ferrocarriles de la isla fue lo suficientemente rentable como para permitir la realización de mejoras como la implantación de la doble vía entre Palma e Inca, la construcción de un nuevo trazado subterráneo para facilitar el paso de los trenes de mercancías al puerto o la adquisición de nuevas locomotoras y coches. Sin embargo, a partir de los años treinta se inició un rápido proceso de decadencia provocado por la crisis económica y la irrupción de medios de transporte alternativos por carretera.
En 1981 se suspendió el servicio ferroviario entre Inca y Sa Pobla. Fotografía de Jordi Escude i Coll

A principios de los años cincuenta, la situación es insostenible. La falta de recursos es tal, que ni siquiera se podía pagar al proveedor del carbón que consumían las locomotoras, lo que en más de una ocasión obligó a suspender el servicio en buena parte de la red. Finalmente, y a diferencia de la práctica habitual, en la que los ferrocarriles de vía estrecha deficitarios solamente eran rescatados por el Estado una vez sus concesionarios renunciaban a su gestión, en el caso de Mallorca, la Explotación de Ferrocarriles por el Estado procedió a la progresiva compra de las acciones de la Compañía de los Ferrocarriles de Mallorca, proceso que culminó en 1959 con la definitiva toma de control de todos los ferrocarriles de la isla, con excepción del Sóller.

Antes incluso de la compra de la compañía, el Ministerio de Obras Públicas había iniciado la modernización de los ferrocarriles de Mallorca con la progresiva sustitución de la onerosa tracción vapor por la diésel. Así, entre 1956 y 1960 llegaron a la isla cuatro locomotoras diésel y seis automotores Ferrostal y en años sucesivos se recibirían más automotores lo que unido a la supresión de las líneas de Santanyí en 1964 y la de Felanitx en 1967, permitieron retirar definitivamente las últimas locomotoras de vapor.
Durante cerca de cuatro décadas, los automotores Ferrostal conformaron la espina dorsal de los servicios ferroviarios en la línea de Palma a Inca. Fotografía de José Antonio Gómez Martínez

La oleada de supresiones continuó en los años setenta. El parque de material motor disponible siempre resultó insuficiente para atender todos los servicios, por lo que una trágica sucesión de accidentes, que provocaron graves averías en tres automotores, fue la excusa que propició la suspensión del servicio entre Son Bordils y Manacor y, también, desde esta última población hasta Artá, el 20 de junio de 1977. Además, a principios de los años ochenta, Feve, sucesora de la Explotación de Ferrocarriles por el Estado desde 1965, decidió unificar el ancho de vía de su red insular con la del resto de la península, para así poder facilitar el intercambio de material móvil entre sus diversas líneas. De este modo, en 1980 emprendió la transformación al ancho métrico de la línea de Palma a Inca, aprovechando la existencia de doble vía en este trayecto. Sin embargo, nunca se amplió esta operación, ni a las líneas de Manacor y Artá, ni al ramal de Sa Pobla, que en consecuencia quedaron sin servicio, aunque conservaron intactas sus viejas vías.
Serveis Ferroviaris de Mallorca ha impulsado la modernización de la red ferroviaria de la isla, con la reapertura de líneas abandonadas, la adquisición de nuevo material móvil o la construcción de una gran estación subterránea en la capital. Fotografía de Juanjo Olaizola Elordi
El renacimiento

Baleares ha sido, al menos hasta el momento, la última comunidad autónoma en recibir transferencias de competencias en materia de infraestructuras y servicios ferroviarios desde el Gobierno central. El 1 de enero de 1994 pasaron a depender del gobierno balear el único tren que operaba Feve en Mallorca, es decir, la de Palma a Inca, pero también las líneas con el servicio suspendido que nunca habían sido formalmente clausuradas: las de Inca a Manacor y Artá, así como el ramal desde el empalme de Son Bordils a Sa Pobla. El primero de abril del mismo año, la gestión de la red fue asumida por una nueva empresa pública: Serveis Ferroviaris de Mallorca.

Gracias al impulso de las autoridades autonómicas, el ferrocarril ha experimentado en Mallorca un rápido resurgimiento. El primer paso fue la sustitución de las viejas unidades heredadas de Feve por nuevos trenes diésel suministrados por CAF. Posteriormente, se procedió a la recuperación de las líneas abandonadas, primero entre Inca y Sa Pobla y, el 12 de mayo de 2003, entre en son Bordils y Manacor.
El 8 de enero de 2019 se culminó la modernización del tren de Manacor con la inauguración de la tracción eléctrica. Archivo de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Mallorca

Serveis Ferroviaris de Mallorca ha proseguido con la mejora de la red ferroviaria de la isla, con la inauguración de un nuevo ramal desde Son Costa-Son Fertesa a la universidad de Palma, pomposamente bautizado como Metro, o la construcción de nuevos talleres y cocheras en Son Rullán. Otras iniciativas se quedaron por el camino, como el intento de reapertura de la sección de Manacor a Artá, siendo el último gran proyecto ejecutado la completa electrificación de la red, culminada el 8 de enero de este mismo año al ponerse en tensión el último trayecto operado con tracción diésel entre Son Bordils y Manacor.

 

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