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domingo, 13 de octubre de 2013

EL TALCO


 
El tren Talgo llegó a San Sebastián en 1950. Fotografía de Christian Schnabel

A la vista del encabezamiento de esta entrada, muchos podrán pensar que contiene una errata y que, en realidad, el autor quiere referirse al prestigioso tren Talgo. No es así. Hoy no hablaremos del famoso tren articulado diseñado por el ingeniero vizcaíno Goicoechea, sino del "talco", sobrenombre con el que fueron conocidos los tranvías de San Sebastián en sus últimos años de actividad.
Los tranvías donostiarras ofrecían, en la posguerra, un aspecto verdaderamente desvencijado. Archivo Fototeka Kutxa

Los tranvías de la capital guipuzcoana, al igual que sucedió en la mayoría de las ciudades de nuestro país, experimentaron tras la Guerra Civil un proceso de desinversión que desembocó en su desmantelamiento final. La Compañía del Tranvía de San Sebastián, finalizado el conflicto, estudió la modernización de sus servicios y llegó a plantear la posibilidad de adquirir los modelos más modernos que, en esas mismas fechas, se introducían en las calles de Zaragoza. Sin embargo, estos proyectos tuvieron que ser abandonados ante la firme oposición del Ayuntamiento y del Ministerio de Obras Públicas a la renovación de sus concesiones, ya que ambas instituciones deseaban eliminar las vías de las calles y carreteras de la capital guipuzcoana. En consecuencia, para poder mantener su negocio de transporte, los rectores de la empresa tranviaria no tuvieron más alternativa que proceder a la implantación de un sistema de trolebuses, en sustitución de los tranvías.
Destartalado aspecto de un tranvía de la línea San Sebastián-Rentería. Archivo Fototeka Kutxa

El proceso de sustitución de los tranvías por trolebuses fue más largo de lo esperado ya que, iniciado en 1940, no pudo concluirse hasta 1952, año en que todas las líneas quedaron definitivamente reemplazadas por el nuevo medio de transporte. Además, todavía se mantuvo hasta 1958 un pequeño tramo que, en explanación propia, enlazaba las cocheras de Ategorrieta con el barrio donostiarra de Herrera.
Un tranvía donostiarra fotografiado en el tramo de explanación propia entre las cocheras de Ategorrieta y Herrera. Fotografía de Christian Schnabel

La cuestión es que, dado que los tranvías tenían fecha de caducidad, la Compañía del Tranvía de San Sebastián limitó su mantenimiento al mínimo imprescindible para que pudieran seguir circulando. En consecuencia, su imagen externa pronto se degradó hasta presentar al público un aspecto verdaderamente desvencijado. Eran los finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta, época en el que la fama del tren Talgo se encontraba en pleno apogeo. Inaugurado precisamente en la línea de Madrid a San Sebastián e Irún, la imagen del moderno tren articulado contrastaba abiertamente con la de los destartalados tranvías donostiarras. Así, es fácil entender que, aprovechando la similitud fonética con el Talgo, pronto comenzaran a ser conocidos entre los donostiarras como el "talco", ya que iban pintados de blanco y estaban "hechos polvo".
Un destartalado tranvía donostiarra fotografiado en el barrio de Herrera. Fotografía de Christian Schnabel

1 comentario:

  1. Totalmente verídico, amigo Juanjo, que hará unos cinco o seis años recibí un email, creo que en una de las direcciones de contacto de una web ferroviaria de las que mantengo, con el siguiente y único texto:

    "Hola. Me gustaría saber la historia del Talco"

    Esta entrada me ha hecho esbozar una sonrisa...

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