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jueves, 26 de julio de 2012

EL PUENTE INTERNACIONAL DE TUY


En 1886 entraba en servicio uno de los puentes ferroviarios más singulares de nuestro país: el que permite la comunicación fronteriza con Portugal en Tuy (Galicia). Se trataba de la cuarta conexión internacional con el país vecino y, además, ofrece la particularidad de disponer de dos niveles, el superior para el paso de los trenes y el inferior para el de los vehículos de carretera.

Los orígenes de este proyecto se remontan a la comisión internacional establecida en 1864 entre España y Portugal para el estudio de las conexiones ferroviarias entre ambos países. Tres años más tarde, mediante la Ley promulgada el 2 de julio de 1867, el gobierno portugués autorizó la construcción del ferrocarril del Minho, por Braga y Viana de Castelo. Según la citada Ley, el Gobierno estaba autorizado para construir y explotar ambas líneas directamente, por lo que de inmediato procedió a la redacción del proyecto constructivo. Sin embargo, las obras no dieron comienzo hasta el 8 de julio de 1872.

A lo largo de los primeros años, el ritmo de los trabajos de construcción fue muy lento debido a la falta de los necesarios recursos financieros. Sin embargo, la emisión de diversas series de obligaciones a partir de la primavera de 1873 permitió disponer de los fondos precisos. En consecuencia, se pudieron reactivar los obras, lo que permitió que dos años más tarde, el 21 de mayo de 1875, entrase en servicio la primera sección entre Porto y Nine, así como el ramal que desde este punto continúa hasta la ciudad de Braga.
Estación de Viana do Castelo. Fotografía de Martin Dieterich

Tras esta primera etapa, los trabajos prosiguieron desde el empalme de Nine hacia el Norte. En el camino se levantaron algunas estructuras singulares, entre las que destaca el puente sobre el río Lima en Viana do Castelo, con dos tableros superpuestos, uno para ferrocarril y el otro para la carretera, obra que procedía de los talleres de Gustave Eiffel. En 1879 las vías procedentes de Oporto llegaron a Segadães, punto situado a las puertas de Valença do Minho, donde la construcción quedó paralizada a la espera de que las autoridades españolas y portuguesas determinasen el punto exacto en el que debía establecerse el puente internacional.
Estación de Guillarey

Mientras tanto, en el lado español se había iniciado la construcción del ferrocarril de Vigo a Orense, cuya primera sección entre Vigo y Guillarey entró en servicio el 17 de marzo de 1878. La distancia existente entre Guillarey y la frontera es de apenas seis kilómetros, pero la mayor dificultad no se encontraba en superar este pequeño trayecto sino en construir un puente de 400 metros de longitud sobre el tramo fronterizo del río Miño.
Automotor de la serie 592 de Renfe, alquilado por los ferrocarriles portugueses, fotografiado en la estación de Tuy

En principio se estudiaron tres posibles emplazamientos para el puente internacional: el primero entre el convento portugués de Ganfei y las inmediaciones de la desembocadura del río Louro, en España; el segundo, en el lugar conocido como Punta de la Raposeira, que exigía, además del propio puente, la perforación de un túnel de 285 metros; y el tercero establecía la unión de la zona del Poste Vermello, en España, con el Cais do Vapor, en Portugal.

Para determinar el paso definitivo del río Miño se organizó una Comisión Internacional en la que participaron, por parte española, los ingenieros José Montoso Rodríguez y Eusebio Page, mientras que por la portuguesa intervinieron Buenaventura José Vieira, Pedro Alves de Avelar Machado y José Bandeira Coelho de Melo. Tras el estudio de las tres alternativas, el 31 de julio de 1879 la comisión determinó que el mejor punto para el cruce del Miño era el situado entre el Poste Vermello y el Cais do Vapor. Ese mismo año se procedió a la redacción del proyecto constructivo del puente, que fue encomendada al ingeniero español Pelayo Mancebo.
Tren de mercancías procedente de España, fotografiado en la estación de Valença do Minho. Fotografía de Martin Dieterich.
El 21 de mayo de 1880, una vez se había determinado el punto por el que el tren debería cruzar la frontera, el Gobierno español declaró de utilidad general el ferrocarril de Guillarey a Tuy, al mismo tiempo que autorizaba al Ministerio de Fomento a «estipular con el Gobierno portugués un convenio a fin de proceder de común acuerdo a la construcción del puente internacional sobre el Miño». Ambos países ratificaron, España el 7 de marzo y Portugal el 11 de mayo de 1881, los acuerdos para la construcción del puente internacional que, como el de Viana de Castelo, sería de dos niveles, el superior para el ferrocarril y el inferior para el paso de la carretera, de modo que se anunció la celebración en Lisboa, el 30 de julio del mismo año, del oportuno concurso público para la adjudicación de su construcción.
Modesto tren internacional de Renfe fotografiado en la estación de Valença. Fotografía de Martin Dieterich.
A dicho concurso se presentaron un total de diez proponentes, entre los que se encontraba el propio Gustave Eiffel, si bien, la obra fue finalmente adjudicada, el 2 de diciembre de 1881, a la empresa belga Braine le Conte, por un importe total de 205.766.000 reis. Ese mismo mes se iniciaron los primeros trabajos de construcción, bajo la dirección del ingeniero portugués Augusto Luciano Saraiva de Carvalho.

Mientras se tramitaba la construcción del puente internacional, en España se convocó el oportuno concurso para adjudicar la concesión del trayecto ferroviario entre Guillarey y Tuy, sección que fue otorgada, el 16 de agosto de 1880, a Ramón Aranaz y Luis Rouviere. Éstos, a su vez, traspasaron la concesión a la Compañía de los ferrocarriles de Medina a Zamora y de Orense a Vigo el 7 de diciembre del mismo año. Pese a la escasa longitud de este pequeño ramal, de poco más de 5 kilómetros, no se cumplieron los plazos previstos para la realización de las obras y el 15 de junio de 1882 el Gobierno autorizó una primera prórroga de cinco meses. Finalmente, los trabajos concluyeron en octubre de 1883, pero no se procedió a la inmediata puesta en servicio del tramo ya que «la apertura al tránsito público no era de gran interés hasta la del puente internacional».
Puente sobre el Miño. Al fondo, la fortaleza de Valença.
En efecto, las obras de construcción del puente internacional, cuya ejecución, en un principio, se había previsto que durase dos años, no se concluyeron hasta el 10 de octubre de 1884. Pocos meses más tarde, los días 8 y 9 de enero de 1885, se verificaron las pruebas de carga de la estructura, que exigieron el montaje de una vía provisional en el tablero inferior con el fin de hacer pasar las pesadas locomotoras de vapor sobre la futura calzada de la carretera. Pese al resultado satisfactorio de los ensayos, todavía fue preciso que transcurriera más de un año hasta la definitiva inauguración del paso internacional entre Valença do Minho y Tuy ya que, como consecuencia de una grave epidemia de cólera que asoló buena parte del territorio español, Portugal había decretado, como lógica medida de prevención sanitaria, el cierre de sus fronteras. Finalmente, el 25 de marzo de 1886 se abrió al tráfico, tanto ferroviario como de carretera, el puente internacional del Miño.

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Etapas de la construcción del ferrocarril de Porto a Tui

Tramo

Kilómetros

Inauguración

Porto a Nine

36,423

21 de mayo de 1875

Nine a Midões

7,035

1 de enero de 1877

Midões a Barcelos

4,239

21 de octubre de 1877

Barcelos a Darque

26,437

24 de febrero de 1878

Darque a Caminha

27,879

1 de julio de 1878

Caminha a São Pedro da Torre

20,806

15 de enero de 1879

São Pedro da Torre a Segadães

2,559

3 de junio de 1879

Segadães a Valença do Minho

1,698

6 de agosto de 1882

Gillarey a frontera

5,312

1 de enero de 1884

Puente internacional

0,400

25 de marzo de 1886

Fuente: Francisco Wais, Historia de los Ferrocarriles Españoles, pp. 713-717 y Roberto de Espregueira Mendes, «La evolución histórica de los ferrocarriles portugueses», pp. 326-327.


1 comentario:

  1. Pelayo Mancebo compatibilizo este proecto con el Trubia-Pravia. Un gra ingeniero sin duda.

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