EL DATO
LA RED DE TROLEBUSES DE LA PLANA
Como se ha señalado, la construcción de la red de trolebuses de La Plana implicó la paralización de los proyectos de modernización del tranvía de vapor de Onda al Grau de Castelló, incluida su electrificación. La iniciativa para implantar este nuevo medio de transporte partió de la Diputación Provincial de Castellón, institución que en 1942 aprobó el proyecto formulado por el ingeniero Adolfo Machinbarrena para implantar una línea de trolebuses con origen en Benicàssim, que tras pasar por el Grau de Castelló, la capital provincial, Vila-Real, Borriana y Nules, finalizaría su recorrido en la Vall d’Uixó.
La iniciativa de la Diputación experimentó numerosos retrasos en su tramitación administrativa así como importantes cambios técnicos. Por ejemplo, la tensión inicialmente elegida para la alimentación de los trolebuses, 1.200 voltios en corriente continua, que se empleaba en algunas líneas suizas de largo recorrido y en el protectorado de Marruecos en la línea de Tetuán a Río Martín, fue desechada en favor de los 600 voltios entonces más comunes en esta clase de instalaciones.
La Diputación no obtuvo la concesión gubernamental para poner en marcha su proyecto hasta el año 1947. Los trámites para la licitación de las obras fueron exasperantemente lentos, ya que hasta 1953 no se adjudicó la compra de los primeros vehículos y un año más tarde el montaje de la línea aérea de alimentación.
La Diputación Provincial nunca aportó todos los fondos necesarios para completar el proyecto. De este modo, de los 18 trolebuses previstos en la concesión, únicamente adquirió cuatro unidades suministradas por Pegaso con carrocerías de Macosa (Barcelona) y equipos desarrollados por Cenemesa, Experiencias Industriales y la Sociedad de Placencia de las Armas. Lo mismo sucedió con el montaje de la línea aérea, que únicamente se completó entre el Grau de Castelló y Vila-Real, en un trayecto plenamente coincidente con el tranvía de vapor y sin que, por tanto, se incrementase la oferta de transporte a otras localidades no atendidas hasta entonces por un transporte público.
El mayor alarde realizado por la Diputación en este proyecto fue la construcción de las cocheras del nuevo servicio. Ubicadas en la avenida de València, el edificio principal es de clara inspiración ferroviaria, ya que asemeja la clásica rotonda para locomotoras de vapor, con la notable diferencia de que el acceso, en lugar de ser radial por el seno del edificio, se realizaba por uno de los extremos, para, en sentido antihorario, girar por su interior hasta la salida ubicada en el extremo opuesto. El acceso a las instalaciones, que afortunadamente se conservan en la actualidad, se realiza por una puerta flanqueada por dos elegantes torres.
Concluidas las obras, la Diputación pudo inaugurar el servicio de trolebuses en los 14 kilómetros comprendidos entre el Grau de Castelló y Vila-real el 18 de julio de 1961. Poco después, el 19 de diciembre de ese mismo año, entregó la explotación a un operador privado, La Valenciana, S.A., entidad que pronto debió enfrentarse a las deficiencias de las instalaciones y el exiguo material móvil, por lo que fue común reforzar el servicio con autobuses diesel.
En un contexto marcado por los bajos precios del gasoil y en el que no se apreciaban las virtudes medioambientales de la tracción eléctrica, pronto se consideró que el trolebús era un sistema de transporte obsoleto y, en consecuencia, se decidió su eliminación. Según el historiador Pablo Marco Dols, los últimos servicios se prestaron en enero de 1970.
Años después, el espíritu de la red de trolebuses de La Plana resucitó, en esta ocasión de la mano de la Generalitat Valenciana, que en 2005 decidió restablecer este medio de transporte en un recorrido similar al de su predecesor; de Benicàssim al Grau y Castelló, así como su prolongación al nuevo campus de la Universitat Jaume I, y otra línea desde Castelló a Almassora, Vila-real y Borriana. La primera fase de este nuevo sistema de transporte eléctrico, la conexión entre el castellonense Parque de Ribalta y el campus de la Universitat Jaume I, se inauguró el 25 de junio de 2008, mientras que el 20 de diciembre de 2014 se amplió el servicio hasta el Grau de Castelló.
El que en la actualidad es el único trolebús de la península ibérica no ha visto completado su proyecto inicial y sus ecológicos vehículos eléctricos solamente circulan entre el campus universitario y el Grau de Castelló. Pese al limitado desarrollo de la iniciativa, es de esperar que sus responsables valoren las grandes ventajas que ofrece la carga en movimiento a los autobuses eléctricos modernos y mantengan la moderna infraestructura existente para potenciar la movilidad eléctrica de los castellonenses del modo más eficiente posible.
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