La electrificación del «ocho» catalán resultó fundamental para potenciar los servicios de cercanías de Renfe en Catalunya, pero también jugó un destacado papel en la mejora del transporte de mercancías y la reducción de los tiempos de viaje en los trenes de largo recorrido. La mayor potencia y aceleración de las nuevas locomotoras eléctricas imprimió a los trenes mayor velocidad en trayectos tan comprometidos como el paso por el largo túnel de la Argentera, entre Reus y Mora la Nova, estación, esta última en la que la ceremonia del cambio de tracción entre la moderna eléctrica y la veterana de vapor conmovió el espíritu del gran Manolo Maristany.
Las primeras electrificaciones en la vía ancha catalana
La tracción eléctrica dio sus primeros pasos en la red ferroviaria de vía ancha de Catalunya de la mano de la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España. A mediados de los años veinte del pasado siglo esta gran empresa ferroviaria decidió mejorar la tracción de sus trenes en sus dos grandes líneas en la región; el tramo de Barcelona a Manresa, en el gran eje hacia Zaragoza por Lleida, y en el trayecto que unía la capital catalana con Ripoll y Sant Joan de les Abadesses.
En el primero de los casos la electrificación estaba justificada en el importante tráfico que podría generar la implantación de un intenso servicio de cercanías que permitiera comunicar Barcelona con poblaciones tan importantes como Terrassa, Sabadell y la propia Manresa, corredor en el que los trenes de vía estrecha de la Compañía General de los de Ferrocarriles Catalanes y de los Ferrocarriles de Cataluña habían arrebatado buena parte de la clientela, sobre todo éstos últimos, que ofrecían un servicio cómodo y frecuente con automotores eléctricos de construcción norteamericana. En cuanto a la línea a Sant Joan de les Abadesses, además del potencial que podían ofrecer localidades como Vic, la tracción eléctrica también permitirá agilizar la explotación en un trazado de montaña de notable dureza.
La Compañía del Norte inauguró las electrificaciones de Barcelona a Manresa y a Ripoll y Sant Joan de les Abadesses el 2 de agosto de 1928. Además, la Explotación de Ferrocarriles por el Estado también puso en tensión su vía de Ripoll a Puigcerdá y La Tor de Querol el 31 de julio de 1929.
En todas estas electrificaciones catalanas se empleó la tensión de 1.500 voltios en corriente continua, tensión que también empleó la Compañía del Norte en sus líneas de Altsasu a Irun y del M.A.S. (Madrid a Ávila y Segovia), aunque esta última la completó Renfe durante los primeros años del franquismo. Sin embargo, cuando en 1946 se aprobó el nuevo plan de electrificaciones ferroviarias se optó por duplicar el valor del voltaje, 3.000 voltios, para mejorar el rendimiento del sistema.
Pese a la elección de los 3.000 voltios, en la primera electrificación realizada por Renfe en Catalunya, la línea de Barcelona a Mataró, puesta en tensión el 28 de octubre de 1948 con ocasión del centenario del primer ferrocarril español, se volvieron a emplear los 1.500 voltios. Esta decisión se fundamentó en la urgencia de esta obra, de marcado carácter propagandístico, ya que se iba a convertir en la actuación más relevante en las conmemoraciones del primer siglo de vida del ferrocarril en España, y, también, en la posibilidad de aprovechar, tanto el material motor disponible en las electrificaciones catalanas ya operativas, como otros equipos detraídos de del M.A.S. y del Altsasu-Irun. Pocos años más tarde, los 1500 voltios se extendieron desde Mataró hasta Arenys de Mar, tramo puesto en tensión el 20 de junio de 1951.
No duró mucho tiempo la tensión de 1.500 voltios en Catalunya. A medida que avanzaba la electrificación del «ocho catalán», éstas se fueron adaptando al nuevo voltaje de 3.000 voltios, en concreto, entre Barcelona y Arenys de Mar en abril de 1956, y las antiguas electrificaciones de Norte y Estado de la capital catalana a Manresa, Ripoll, Sant Joan de les Abadesses y La Tor de Querol, el 12 de octubre de 1965.
La electrificación del «ocho catalán»
Renfe emprendió las primeras obras para la materialización del Plan Restringido de electrificación de 1948 en la zona leonesa, con el propósito de descongestionar el transporte de carbón desde el Bierzo y Asturias hacia la Meseta. Así, tras la urgente puesta en tensión de la rampa de Torre del Bierzo a Brañuelas en 1949, en la que, al igual que en el Barcelona a Mataró, se recurrió provisionalmente a los 1.500 voltios para poder aprovechar locomotoras y equipos detraídos del M.A.S., el 10 de enero de 1954 se puso en tensión la sección de Torre del Bierzo a Ponferrada, el 3 de enero de 1955 el tramo de Brañuelas a León y desde el 13 de diciembre del mismo año fue posible viajar con tracción eléctrica desde León hasta Gijón y hasta San Juan de Nieva, tramo en el que se integró la primera electrificación de la Compañía del Norte en el puerto de Pajares, realizada en 1924.
El siguiente paso en la ejecución del Plan Restringido de Electrificación fue el acceso a Santander, abierto en dos fases, el primero, entre la capital cántabra y Reinosa, inaugurado el 31 de agosto de 1954, y su continuación hasta Alar del Rey, en servicio a partir del 8 de mayo de 1955.
Al mismo tiempo que culminaban las obras de electrificación en León, Asturias y Cantabria, Renfe inició los primeros trabajos para el montaje de la catenaria y las necesarias subestaciones de tracción en Catalunya. Los primeros trayectos seleccionados fueron el que comunicaba Martorell con Barcelona y el que enlazaba la capital catalana con Sant Vicenç de Calders por la costa del Garraf y su prolongación hasta Tarragona. Mientras avanzaban las obras, el nuevo material motor contratado para el servicio esperaba pacientemente estacionado en diversas dependencias ferroviarias, sin poder ser utilizado en otras vías catalanas al no ser compatible su tensión de trabajo con los 1.500 voltios existentes en todas las líneas electrificadas hasta entonces en la región.
En puertas del verano de 1956 las obras estaban lo suficientemente adelantadas como para poder ensayar los nuevos equipos y realizar marchas de prueba con las nuevas locomotoras y trenes eléctricos. Una vez comprobado que todo funcionaba correctamente, se decidió inaugurar los 122 kilómetros que sumaban ambos trayectos el 26 de junio de 1956, en un acto presidido por el entonces Ministro de Obras Públicas, Fernando Suárez Tangil, más conocido por su título nobiliario de conde de Vallellano.
Una vez en servicio las electrificaciones de Barcelona a Martorell y a Tarragona por el litoral, el montaje de la catenaria prosiguió hacia el suroeste, de modo que el 12 de enero de 1957 se inauguró la sección entre Tarragona y Reus. Ese mismo día también se completó la electrificación entre Martorell y Sant Vicenç de Calders, completando la puesta en tensión de la parte sur del «ocho catalán».
Las obras de electrificación del «ocho catalán» prosiguieron a buen ritmo y siete meses más tarde se completó esta obra entre Reus y la estación de Mora la Nova, incluido el largo túnel de la Argentera, de más de cuatro kilómetros de longitud, donde los viajeros pudieron por fin respirar aliviados sin sufrir el humo y la carbonilla que expulsaban furiosas las locomotoras de vapor en este difícil paso situado en la ascensión de la sierra de Pradell. Este nuevo trayecto se pudo inaugurar el 26 de julio de 1957.
Mientras
se concluían las obras de electrificación en el sector sudoeste del «ocho
catalán», también avanzaban los trabajos de montaje de catenarias,
subestaciones y líneas de alimentación en las líneas de Barcelona hacia el
noreste. Así, el 11 de abril de 1958 se puso en servicio el nuevo sistema de
tracción por el interior, es decir, por Montmeló y Breda, entre la capital
catalana y Maçanet-Massanes, estación que en aquella época tenía el prosaico
nombre de Empalme. El mismo día también se puso en tensión el único tramo que
faltaba electrificar en la línea de la costa, entre Arenys del Mar y
Maçanet-Massanes. Además, como ya se ha señalado, el 1 de agosto de ese mismo
año se cambió la tensión, de 1.500 a 3.000 voltios, entre la estación de
Francia y Arenys de Mar, de modo que el sistema de alimentación quedó unificado
en esta zona.
Cronología de la electrificación del «ocho catalán» |
Trayecto |
Inauguración |
Kilómetros |
Martorell a Molins de Rei y Bordeta |
26 de junio de 1956 |
25 |
Tarragona a Barcelona |
26 de junio de 1956 |
93 |
Línea de Can Tunis |
26 de junio de 1956 |
4 |
Barcelona a Sagrera |
14 de diciembre de 1956 |
3 |
Reus a Tarragona |
12 de enero de 1957 |
17 |
Sant Vicenç de Calders a Martorell |
12 de enero de 1957 |
48 |
Mora la Nova a Reus |
26 de julio de 1957 |
48 |
Sagrera a Montmeló, Breda y Maçanet-Massanes |
11 de abril de 1958 |
70 |
Arenys a Maçanet-Massanes |
11 de abril de 1958 |
37 |
Reus a Roda de Bará y Sant Vicenç de Calders |
1 de julio de 1958 |
39 |
Más electrificaciones
Completada la electrificación del «ocho catalán» y su extensión a Mora la Nova, Renfe prosiguió en los años siguientes con la electrificación de su red ferroviaria en Catalunya, hasta lograr, a principios de los años ochenta, extender las catenarias a todas sus vías en esta comunidad, salvo en la línea de Lleida a La Pobla de Segur, que aun hoy en día se explota con tracción diésel.
El primer acto de esta operación fue la electrificación desde Maçanet-Massanes hasta la frontera francesa en Portbou, operación impulsada por el importante tráfico, sobre todo de mercancías, que experimentaba este trayecto, pero, también, por el prestigio que ofrecía a los ferrocarriles españoles llegar con el nuevo sistema de tracción hasta el territorio francés mucho antes que la propia SNCF.
La electrificación hasta la frontera se realizó en tres etapas, la primera, los treinta kilómetros comprendidos entre Maçanet-Massanes y Girona, inaugurada el 14 de septiembre de 1962. Un año más tarde, el 15 de octubre de 1963 los trenes eléctricos cubrían los 67 kilómetros hasta la estación internacional de Porbou y, finalmente, el 2 de junio de 1964 cruzaban el túnel internacional para alcanzar la estación de Cerbère, ya en territorio francés. Es preciso recordar que la SNCF tardó casi veinte años en completar su electrificación entre Narbonne y Portbou, que no fue inaugurada hasta el 29 de abril de 1982.
Una vez culminada la electrificación hasta la frontera, el siguiente paso, tras el cambio de tensión en las antiguas electrificaciones de la Compañía del Norte de 1.500 a 3.000 voltios en corriente continua que tuvo lugar en 1965, fue la extensión de la catenaria hacia el sur, por el corredor Mediterráneo, desde Tarragona hasta València. Esta importante obra entró en servicio en dos fases; la primera, entre Tarragona y Tortosa, de 82 kilómetros, el 14 de julio de 1973, y la segunda, desde la ciudad del Ebro hasta la capital del Turia, de 195 kilómetros, la electrificación de mayor longitud realizada de una sola vez hasta entonces por Renfe, el 17 de octubre de 1973.
En las postrimerías del franquismo, el estallido de la primera crisis del petróleo tras la guerra del Yom Kippur de 1973 animó el desarrollo de un nuevo plan de electrificación, aprobado por Renfe el 14 de marzo de 1974 y que en el caso catalán afectaba a las líneas de Zaragoza a Lleida, Reus y Roda de Bará, de Lleida a Manresa y de Zaragoza a Caspe y Mora la Nova. De este modo, todas las posibles conexiones de Barcelona con Zaragoza, Madrid y la cornisa cantábrica se podrían operar con tracción eléctrica.
La primera de estas electrificaciones, la correspondiente a las líneas de Zaragoza a Lleida, Reus y Roda de Bará entró en servicio el 30 de mayo de 1976, lo que unido a otras actuaciones, permitió extender los servicios con tracción eléctrica desde Barcelona a todo el corredor del Ebro y la cornisa cantábrica. Cuatro años más tarde se abrió una nueva ruta electrificada entre Catalunya y Aragón, al inaugurarse la electrificación entre Mora la Nova y Zaragoza el 28 de septiembre de 1980. Finalmente, el 31 de mayo de 1981 se culminaron las obras en los 118 kilómetros de la línea de Lleida a Manresa, parte del histórico recorrido entre Barcelona y Zaragoza de la antigua Compañía del Norte.
Naturalmente, las nuevas infraestructuras ferroviarias construidas desde entonces en Catalunya, como los 27 kilómetros del corredor de Castellbisbal al Papiol y Mollet, inaugurado el 5 de octubre de 1982, se explotaron desde sus inicios con tracción eléctrica, y lo mismo ha sucedido con la línea de Alta Velocidad de Madrid a Barcelona y la frontera francesa.
Un tren de viajeros, remolcado por la locomotora eléctrica Alsthom 7640 abandona la estación de Barcelona-Francia con destino a la frontera. Fotografía de Christian Schnabel. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
Hola. Tengo que corregirte un gran error. Dices que el primer ferrocarril español fue el Barcelona a Mataró, de 1848. Eso no es cierto. Ese fue el primer ferrocarril en la Península Ibérica.
ResponderEliminarEl primer ferrocarril español se construyó en 1837 en Cuba, ya que en esa época Cuba era una provincia española. Fue la línea La Habana a Güines.
Bon treball, les fotos també, una mica petites... Bon estiu amic!
ResponderEliminarEn primer lugar, permíteme que te felicite por tu blog sobre la historia del ferrocarril en España. En segundo lugar, he visto que dices que la línea Barcelona-Mataró se electrificó en 1948 para conmemorar el centenario de dicha línea, que, según dices, fue el primer ferrocarril español.
ResponderEliminarSiento mucho tener que decirte que estás equivocado, ya que el primer ferrocarril español se construyó en 1837 en Cuba, cuando era provincia española. Fue la línea Güines-La Habana y se construyó, principalmente, para el transporte de caña de azúcar.
La línea Barcelona-Mataró de 1848 fue el primer ferrocarril en la península, pero no el primer ferrocarril español.
Estimado Máximo:
ResponderEliminarRespecto a tu comentario (y otros que también hemos recibido), desde luego que sabemos que el primer ferrocarril español fue el de La Habana a Güines, y, de hecho, así lo hemos tratado anteriormente en este blog, como puedes ver en este enlace: http://historiastren.blogspot.com/2012/11/175-anos-de-historia-ferroviaria-en.html Lo que no tenemos la culpa es que, en 1948, las autoridades de la época decidieran conmemorar el centanario del ferrocarril de Barcelona a Mataró como el del primer ferrocarril español (ciertamente, en 1937 el país no estaba para celebraciones...) y en el marco de dicho programa del centenario de lo que entonces se consideró que era el primer ferrocarril español, es en el que se decidió la electrificación urgente de la la línea de Barcelona a Mataró, que es lo que queríamos reflejar en este texto. Espero que, así, quede aclarada la duda.
Saludos
Juanjo Olaizola
Hola, Juanjo.
EliminarMuchas gracias por la explicación. Ahora ya está todo claro. Me extrañó mucho que un experto en la historia ferroviaria hubiera cometido ese error. Deberías haber puesto esta explicación como una nota a pie de página y así no habiera habido malentendidos.
De nuevo, muchas gracias por la expliación y enhorabuena por el blog, del que soy seguidor.
Un saludo.