Un
Tren mixto de viajeros y mercancías abandona la estación de Valladolid-San
Bartolomé. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo Euskotren/Museo Vasco del
Ferrocarril
La comarca de Tierra de Campos
contó en el pasado con una amplia red ferroviaria de vía estrecha que comunicó
toda la región y la enlazó con Valladolid y Palencia, así como con las
estaciones de la Compañía del Norte, más tarde Renfe, de Villada y Palanquinos.
Explotada por la Compañía Española de Ferrocarriles Secundarios, en estas
breves líneas recordaremos la desaparecida estampa de los trenes de vapor que
circularon hasta 1969 entre los ricos campos de cereal.
Una comarca marginada por el tren
En 1856
se emprendió en Valladolid la construcción del primer ferrocarril de Castilla,
la línea del Norte, que debía comunicar Madrid con la frontera de Irún y que
fue inaugurada en 1864. Esta importante arteria contaba con un ramal que, con
origen en Venta de Baños, se encaminaba a Palencia y desde esta capital a Alar
del Rey, donde enlazaría con el Ferrocarril de Isabel II, para alcanzar el
puerto de Santander.
El
posterior desarrollo de la red ferroviaria castellana aprovechó en buena medida
el trazado del ferrocarril del Norte y por ello, cuando se tendió la vía férrea
a León, en lugar de utilizar la ruta tradicional desde Valladolid por Medina de
Rioseco, se optó por enlazar directamente desde Palencia, para continuar por
Sahagún. De este modo, se ahorraron kilómetros de nuevas vías y se economizaron
recursos, pero, en contrapartida, buena parte de la Tierra de Campos quedó
aislada.
Una
locomotora de vapor maniobra en la estación de Valladolid-San Bartolomé.
Fotografía de Trevor Rowe. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
El tren burra
Fueron
numerosos los proyectos planteados desde la segunda mitad del siglo XIX para
romper el aislamiento de la Tierra de Campos y aunque muchos fracasaron,
finalmente el 28 de febrero de 1881 se constituyó en Barcelona la Compañía del
Ferrocarril Económico de Valladolid a Medina de Rioseco. Como no dejaba lugar a
dudas su razón social, esta empresa tenía como propósito explotar una vía
férrea entre Valladolid y Medina de Rioseco, según establecía la concesión para
la construcción de un tranvía de tracción animal en este trayecto, otorgada por
el gobierno a Francisco Subizar Berasain el 8 de noviembre de 1878.
Los
rectores de la Compañía del Ferrocarril Económico de Valladolid a Medina de
Rioseco pronto comprendieron que la explotación de una línea de más de 40
kilómetros de longitud con tracción animal resultaría cara y poco eficiente,
por lo que solicitaron al gobierno la autorización oportuna para replantear el
proyecto. En lugar de utilizar la calzada existente, como hacían los tranvías,
decidieron construir su vía en explanación propia, como los ferrocarriles
convencionales, salvo en pequeños trayectos como el acceso a la estación de
Valladolid, mientras que las mulas se vieron reemplazadas por pequeñas
locomotoras de vapor. El ancho de vía elegido era de un metro, notablemente
inferior al de la red ferroviaria convencional española, de 1.672 milímetros,
con lo que se conseguía un indudable ahorro a la hora de realizar las
expropiaciones de terreno y realizar las explanaciones, gracias a la menor
anchura del camino.
El nuevo
proyecto fue aprobado por el gobierno el 29 de abril de 1882 y de inmediato se
iniciaron las obras de construcción, realizadas por el Banco de Cataluña. Pese
a que los trabajos se vieron afectados por nuevos replanteamientos del trazado,
en la primavera de 1884 estaban prácticamente concluidos, aunque la
inauguración definitiva de los 40 kilómetros de la nueva vía no se celebró
oficialmente hasta el 13 de septiembre de1884.
Vagón
cerrado construido en Beasain para el Ferrocarril Económico de Valladolid a
Medina de Rioseco. Archivo Euskotren/Museo Vasco del Ferrocarril
En sus
primeros dos años el tren de Valladolid a Medina de Rioseco solamente prestó
servicio de viajeros y la lentitud de sus trenes, que invertían dos horas y
once minutos en cubrir los 44 kilómetros, a una media de poco más de 20
kilómetros por hora, pronto lo hicieron acreedor del popular nombre de “tren
burra”. A partir de 1886 se introdujo el transporte de mercancías, que se vería
facilitado por la construcción de una vía de unión entre las estaciones de
Valladolid-San Bartolomé y Campo Bejar, inaugurada el 1 de diciembre de 1890.
Este enlace facilitó notablemente la conexión con los trenes de la Compañía del
Norte y el transporte de los cereales de la Tierra de Campos hacia las grandes
harineras catalanas.
La Sociedad Española de
Ferrocarriles Secundarios
Pese a lo
que la razón social pueda dar a entender, la Sociedad Española de Ferrocarriles
Secundarios no se constituyó en España sino en Francia, el 13 de julio de 1909,
con sede en el Boulevard de St. Germain de París y oficinas en Madrid. El propósito
de la nueva empresa, impulsada por un conglomerado de bancos franceses y
españoles, era tejer una densa red de ferrocarriles de vía estrecha en Tierra
de Campos, para poder transportar sus cereales a las estaciones de la Compañía
del Norte más próximas y, desde éstas, encaminarlos a los principales centros
de consumo del país.
La
sociedad Española de Ferrocarriles Secundarios adquirió diversos proyectos para
el establecimiento de vías férreas entre Medina de Rioseco y Villada, de
Palencia a Villalón, de Villanueva del Campo a Benavente y de Medina de Rioseco
a Palanquinos. Para materializarlos contaba con un capital social de cinco
millones de pesetas, cantidad que pronto se manifestó insuficiente y con el que
no pudo completar sus ambiciosos propósitos, ya que el tren de Villanueva del
Campo a Benavente nunca llegó a construirse.
Un
tren de los Secundarios de Castilla avanza perezoso por la Tierra de Campos.
Fotografía de Jeremy Wiseman
La
construcción de la nueva red se desarrolló con celeridad, al verse facilitada
por la ausencia de accidentes orográficos de entidad que exigieran la
perforación de largos túneles o el tendido de grandes puentes y viaductos. De
este modo, el 17 de julio de 1912 el Rey Alfonso XIII inauguraba el primero de
los proyectos auspiciados por los la Sociedad Española de Ferrocarriles
Secundarios: la línea de vía estrecha de Palencia a Villalón de Campos, de 45
kilómetros de longitud.
Mientras
se celebraba la apertura de la nueva vía, los trabajos de construcción de la
red auspiciada por los Ferrocarriles Secundarios proseguían a buen ritmo, de
modo que el 28 de octubre de 1912 se pudo inaugurar una nueva línea que
enlazaba Medina de Rioseco con Villada, en un trayecto de 45 kilómetros que en
Villalón empalmaba con la recién inaugurada vía a Palencia. Por el contrario,
dado que se trataba de una empresa independiente de la del “tren burra”, la
nueva compañía estableció su propia estación en Medina, conocida como de
Castilla o de Arriba, mientras que la de la línea a Valladolid era denominada
como de Transito o de Abajo. Ciertamente, no parecía muy lógica esta
incomunicación entre ambos trenes, situación a la que se puso remedio el 1 de
septiembre de 1914 con la construcción de un ramal de enlace de cuatro
kilómetros de longitud, recorrido necesario para salvar el importante desnivel
existente entre ambas terminales.
Ferrocarriles
Secundarios prosiguió con sus planes expansionistas y el 30 de octubre de 1912
obtuvo del gobierno la concesión para la construcción del ferrocarril
estratégico de Medina de Rioseco a Palanquinos. Aunque el estallido de la
Primera Guerra Mundial y la consiguiente crisis económica que afectó a España
durante los primeros meses del conflicto bélico repercutió sobre el ritmo de
las obras, finalmente se pudieron concluir el 30 de abril de 1915, fecha en que
entraron en servicio los cerca de 93 kilómetros de recorrido de la nueva vía.
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