Exposición conmemorativa del 10º aniversario del tranvía de Vitoria/Gasteiz
Ayer, 19 de diciembre de 2018, se celebró en el Palacio de Congresos Europa de Vitoria/Gasteiz un acto conmemorativo del 10 aniversario de la inauguración de la primera línea de tranvías de la capital alavesa. Aunque, en realidad, la apertura al servicio tuvo lugar el 23 de diciembre de 2008, esta es una buena ocasión para dedicar una pequeña entrada a la historia de este medio de transporte.
El pequeño tamaño de las ciudades medievales hacía innecesario disponer de sistemas de transporte
LOS ORÍGENES DEL TRANSPORTE PÚBLICO
Con
la revolución industrial, la población del campo emigró a las ciudades y el tamaño
de éstas creció considerablemente. Si en las pequeñas poblaciones medievales
como la “almendra” de Gasteiz era suficiente caminar para llegar a cualquier
parte, a partir del siglo XIX comenzaron a ser necesarios medios de transporte
más sofisticados para poder cubrir las cada día mayores distancias.
El crecimiento de las grandes ciudades propiciado por la Revolución Industrial, favoreció el desarrollo de los primeros sistemas de transportes públicos. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
A
partir del siglo XIX, las grandes ciudades europeas y norteamericanas establecieron
sus primeros sistemas de transportes públicos, primero mediante diligencias,
los ómnibus, y, a partir de 1832, mediante un nuevo sistema: el tranvía.
En 1832 se implantó en Nueva York el primer ferrocarril urbano. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
LOS PRIMEROS TRANVÍAS
A
principios del siglo XIX, el ferrocarril revolucionó los transportes
terrestres. Distancias que en el pasado exigían semanas de viaje se vieron
reducidas a unas pocas horas.
En 1850 Loubat desarrolló el carril empotrable en el pavimento. Poco después inauguró en París el primer tranvía del continente europeo. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
El
nuevo sistema de transporte pronto se adaptó a la ciudad. En 1832 surgió en
Nueva York el primer ferrocarril urbano. En 1850 el francés Loubat inventó un
sistema de carriles que se podían empotrar en el pavimento: ¡nacía así el
tranvía!
Tranvía de motor de sangre de Bilbao. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Los
primeros tranvías utilizaron la fuerza de mulas y caballos, al igual que las
diligencias y ómnibuses. Entonces, ¿qué ventajas aportaba sobre ellos empotrar
en las calles kilómetros de carriles?
Instrucciones para el montaje de carriles de tranvía tipo Demerbe. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Dos
eran las virtudes del tranvía. La primera, el bajo rozamiento entre las ruedas
y los carriles de acero, con lo que el mismo caballo podía transportar muchos
más viajeros que arrastrando una diligencia. La segunda, la suavidad de
rodadura sobre carriles, muy superior a la que ofrecían los deficientes
pavimentos de las calles de la época.
Tranvía de vapor de Santander. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
DE LA SANGRE A LA ELECTRICIDAD
Las
ventajas de los tranvías sobre los carros pronto resultaron insuficientes ante
la gran demanda de viajeros que registraban algunas líneas. Por ello, pronto se
intentó sustituir el motor de sangre, es decir, la fuerza de mulas y caballos,
por alguna clase de motor mecánico.
Tranvía de aire comprimido de Nantes (Francia). Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Desde
1875 se ensayó la posibilidad de emplear el aire comprimido o incluso el vapor,
que se aplicó con éxito en algunas ciudades pese a la gran contaminación que
provocaban las locomotoras. Otra modalidad que cosechó cierto éxito fueron los
tranvías movidos por cable. Los de San Francisco son famosos en el mundo entero
al aparecer en infinidad de películas y telefilms.
Tranvías de cable de San Francisco. Fotografía de José Antonio Gómez Martínez
Sin
embargo, fue una nueva tecnología, la electricidad, la que vino a solucionar
definitivamente el problema de la tracción de los tranvías. En 1879 Siemens
presentó en la Feria de Muestras de Berlín su primera locomotora eléctrica y
dos años más tarde ensayó el primer tranvía eléctrico del mundo en la capital
alemana.
Primer tren de tracción eléctrica, presentado por Siemens en 1879. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
EL TRANVÍA ELÉCTRICO CONQUISTA EL
MUNDO
Como
toda nueva tecnología, en sus inicios el tranvía eléctrico evolucionó según el
clásico método de prueba/error. El nuevo medio de transporte alcanzó su madurez
cuando, en 1888, el ingeniero norteamericano Frank Sprague sentó en Richmond
las bases sobre las que se desarrollaría este medio de transporte durante más
de medio siglo.
En 1888 Frank Sprague sentó en Richtmond (Estados Unidos), las bases para el desarrollo del tranvía eléctrico. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Gracias
a las bases establecidas por Sprague, el tranvía eléctrico se convirtió en el
sistema de transporte público más eficiente y, además, no contaminante. De este
modo, el tranvía experimentó un rápido proceso de expansión y en 1900 ya había
más de 10.000 kilómetros de tranvías eléctricos tan solo en Norteamérica.
En 1896 entró en servicio el primer tranvía eléctrico de Euskadi, entre Bilbao y Santurtzi. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
El
tranvía eléctrico llegó pronto a Euskadi. Bilbao vivió en primera persona la
fase de prueba/error entre 1888y 1891, para poner en marcha definitivamente el
primer tranvía del Estado en 1896. Un año más tarde le siguió Donostia. Baiona,
Iruña e Irún también contaron con tranvías eléctricos. Junto a líneas urbanas,
Euskadi también contó con algunas de las líneas interurbanas más largas de
Europa, como el tranvía de Bilbao a Durango y Arratia o el de Donostia a
Tolosa.
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