Vista de la pasarela de enlace de las Grandes Vías valencianas, obra del
ingeniero Enrique Grasset. Archivo
de la Cátedra Demetrio Ribes
Cuando en 1917 se inauguró la nueva estación del Norte de València, la
confluencia de las Grandes Vías que había sido rechazada como emplazamiento de
la terminal en 1898 al ser considerada como una zona aislada y alejada del
centro, se encontraba ya en plena fase de urbanización. Por tanto, el
mantenimiento del paso del ferrocarril en este punto suponía una barrera
infranqueable que se solventó mediante la construcción de una pasarela
peatonal.
La estructura, levantada en el mismo año de 1917, fue diseñada por el
ingeniero de la Compañía del Norte Enrique Grasset quien, como se ha señalado
en una entrada anterior, también participó activamente en la construcción de la nueva
terminal ferroviaria. Para su realización, se optó por el hormigón armado,
un material bastante novedoso en la época, mediante un entramado de vigas rectas apoyadas en pilas del mismo material.
Fotografía de la
estación del Norte de València tomada desde la pasarela de las Grandes Vías.
Fotografía de Trevor Rowe. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Durante muchos años, la pasarela de la estación del Norte sirvió de nexo
de unión entre las Grandes Vías de Germanías y de Ramón y Cajal, pero, además,
se convirtió en un magnífico observatorio de la actividad de la terminal
ferroviaria. De este modo, son numerosas las fotografías tomadas por amigos del
ferrocarril españoles y extranjeros que, desde sus 8 metros de altura,
inmortalizaron el ir y venir de los trenes, en aquella época mayoritariamente
de tracción vapor, que servían la terminal valenciana.
El desarrollo del automóvil y las nuevas necesidades que impuso a la
ciudad, implicó la construcción de un enlace subterráneo entre las Grandes Vías
de Germanías y Ramón y Cajal, abierto al tráfico de coches y peatones en 1962.
Poco después, la pasarela peatonal fue derribada, perdiendo los amantes del
ferrocarril un observatorio privilegiado.
Aparte de su valor como elemento de comunicacion,que a buen seguro tenia su mas que fluido transito peatonal a diario,desde luego que se trataba de un punto de vista privilegiado para los entusiastas del ferrocarril,las pasarelas siempre lo son!.Imagino a traves de la imagen 2 el observar el paso de esa Garrat bajo los pies y sentir tan de cerca el resoplido y ser impregnado por el calido y humeante chorro procedente de su chimenea!
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