Locomotora Nº 30 del ferrocarril de Torralba a Soria en servicio de maniobras en el depósito de Miranda de Ebro (Burgos). Fotografía de Xavier Santamaría
Para cerrar la pequeña serie de entradas dedicadas en este blog al 125 aniversario del ferrocarril de Torralba a Soria, dedicaremos este espacio a recordar sus pequeñas locomotoras de vapor.
El ferrocarril de Torralba a Soria adquirió para la tracción de sus trenes de viajeros un grupo de cinco locomotoras de vapor con ténder incorporado, práctica entonces común en los ferrocarriles de vía estrecha, de escaso recorrido, pero poco habitual en los de vía ancha. En todo caso, la decisión estaba plenamente justificada, dada la baja demanda prevista y la inexistencia de trenes directos, por lo que las máquinas podrían reabastecerse de agua fácilmente en las frecuentes paradas que debían de efectuar en todas las estaciones del trayecto.
Matriculadas en la serie 30 a 34, las cinco locomotoras fueron construidas por la firma belga Saint Leonard, las cuatro primeras el año 1889 y la última en 1892. Aunque en principio se pensó adquirir otra unidad, ésta finalmente fue cedida a la compañía de los ferrocarriles del Sur de España, por lo que no llegó a prestar servicio en tierras sorianas.
Placa de construcción de la locomotora Nº 30 del ferrocarril de Torralba a Soria. Se aprecia el nombre con el que fue bautizada, E. Otlet, en el centro. Fotografía de Xavier Santamaría
Las cuatro primeras locomotoras recibieron los números de fábrica 792 a 795, mientras que la quinta era la 903 del constructor belga. Ésta, a diferencia de sus hermanas, nunca llegó a ser bautizada, mientras que sus predecesoras recibieron los nombres de los principales promotores del Gran Central Español; E. Otlet, P. de Fuenmayor, L. Aguirre y R.B. Aceña, respectivamente. Aunque la práctica habitual era colocar estos nombres en una placa de bronce independiente, en este caso, se situó en el centro de la placa de construcción.
Dotadas de tres ejes acoplados, distribución plana con mecanismo exterior Walschaerts, freno de husillo y alumbrado de petróleo, su peso en orden de marcha era de 35 toneladas y ofrecían un esfuerzo de tracción teórico de 6.600 kilogramos.
Otra vista de la locomotora Nº 30 del ferrocarril de Torralba a Soria asignada al servicio de maniobras en el depósito de Miranda de Ebro. Fotografía se Xavier Santamaría
Aunque el Gran Central Español también adquirió dos locomotoras de vapor de cuatro ejes acoplados y ténder independiente de dos ejes, destinadas especialmente al arrastre de los trenes de mercancías más pesados, las pequeñas máquinas de la serie 30 a 34 eran las titulares habituales de la mayor parte de los servicios ferroviarios de la línea de Torralba a Soria, tanto correos como mixtos, dado el escaso tráfico que registraba el ferrocarril y, en consecuencia, el reducido peso de los trenes. De este modo, el concurso de estas modestas locomotoras permitía, al menos, reducir al máximo los gastos de explotación.
Una vez integrada la línea de Torralba a Soria en Renfe, hecho que prácticamente coincidió con la apertura de la prolongación de Soria a Castejón, sus pequeñas locomotoras fueron relevadas por unidades más potentes y de mayor envergadura. De este modo, la empresa estatal pudo reciclar esta máquinas y destinarlas al servicio de maniobras en destinos muy lejanos a sus orígenes, como Murcia, Valencia, Zaragoza o Miranda de Ebro, tras rematriculadas en la serie 030-0219 a 223.
Vista de la locomotora 32 del ferrocarril de Torralba a Soria, expuesta como monumento ferroviario frente a las bodegas Muga de Haro (La Rioja). Fotografía de Juanjo Olaizola Elordi
En la actualidad, sobreviven dos ejemplares de esta pequeña serie de locomotoras, ambas conservadas como monumentos ferroviarios, lejos de su línea original pero muy próximas entre sí, la Nº 30 en la calle Ronda del Ferrocarril de Miranda de Ebro (Burgos) y la 32 en las Bodegas Muga de Haro (La Rioja).
A la locomotora 32, sita ahora ne las bodegas Muga y antes en Alcalá de Henares, alguien, muy "espabilado" ha confundido "restaurar" con... cortarle la cabeza a todos los remaches exteriores de la locomotora. Ha quedado muy lisita, si, y con la chapa de la bancada estirada, y con el arreglo de estropicios estéticos varios que sufría por la desidia de la Universidad (sí, de una Universidad, hasta con Facultad de Historia, a cuyo cargo estaba). Peron NO HAN DEJADO NI UN SOLO REMACHE SANO. El día que empieza a oxidarse de nuevo la chapa, veremos reventar los depósitos y "descuajeringarse" la carcasa de la locomotora "gracias" a la "restauración" perpetrada. Y está en un pedestal para presumir...Asi se conserva el patrimonio en este país. Con dos...
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