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domingo, 5 de junio de 2016

MANOLO MARISTANY


Este fin de semana nos ha dejado Manolo Maristany, sin duda, el primer divulgador de la historia y belleza de nuestros ferrocarriles, gracias a una extensa obra gráfica que se inició en 1973 con la publicación del libro Adiós Viejas Locomotoras

Manolo pertenecía a una familia de honda raigambre ferroviaria, no en vano su abuelo, Eduardo Maristany Gibert, fue el primer director español de una gran compañía ferroviaria, en este caso MZA, además de Marqués de Argentera, título otorgado por el Rey Alfonso XIII por haber dirigido la construcción del túnel de la Torreta en Argentera (Tarragona), entonces el más largo del país, con 4.044 metros de longitud. Sin embargo, como él mismo reconocía en el prólogo de Adiós Viejas Locomotoras, su vocación ferroviaria fue tardía y no se despertó hasta una fría noche, a finales de los años sesenta, cuando al apearse del tren para contemplar la ceremonia del relevo de tracción en la estación de Mora la Nova, en lugar de una locomotora de vapor, apareció, según sus propias palabras "un torpedo verdoso", probablemente, una diésel de la serie 4000 de Renfe. Este episodio le hizo tomar conciencia sobre el inevitable final de la tracción vapor y desde entonces dirigió el objetivo de su cámara a inmortalizar las últimas locomotoras.

Pese a estudiar la carrera de Derecho, desde su juventud Manolo Maristany renunció al ejercicio de la abogacía para dedicarse plenamente a la fotografía y la literatura. Gran aficionado a la montaña y el ski, en 1960 publicó su primer libro Ha nevado en La Molina, seguida en 1962 por Operación Impala, en el que plasmó la famosa expedición Impala en la que cinco aventureros catalanes recorrieron el continente africano, de Sur a Norte, a bordo de motocicletas Impala fabricadas por Montesa. En 1967 obtuvo el premio Doncel por su obra Rikki-Tikki y en 1968 publicó Gurka, una de sus obras más preciadas.  

Su primer trabajo ferroviario, publicado por otro pionero en la materia como fue el editor José Mª Casademont, fue precisamente Adiós Viejas Locomotoras (1973), magnífico testimonio de los últimos tiempos de la tracción vapor en la vía ancha española. Ferviente enamorado de la tracción vapor, ello no impidió que dirigiera su objetivo a otros ingenios ferroviarios, sobre todo las más veteranas locomotoras eléctricas de Renfe y a toda clase de trenes de vía estrecha. Su predilección por éstos últimos quedó plasmada en los dos tomos dedicados a los "Carrilets" de España y Portugal (1974), obras que, con el paso del tiempo, se han convertido en verdaderos objetos de culto para los aficionados al ferrocarril de ambos países.

Manolo Maristany también colaboró con la mayor parte de las publicaciones ferroviarias de nuestro país. Gran difusión alcanzaron las crónicas que publicó en los años ochenta en la decana del sector, Vía Libre, editadas posteriormente en un libro titulado Viajes y Reportajes (1988). Una década más tarde, publicó el que sin duda es el libro más hermoso dedicado a los ferrocarriles de Euskadi, Los Ferrocarriles Vascongados y sus ilustres ramales (2005). 

Máquinas, maquinistas y fogoneros (1985), Los últimos gigantes (1989),  Mis pequeños trenes (2000) o La epopeya de los directos (2004), son algunas de sus más destacadas obras ferroviarias. En todo caso, la dedicación al ferrocarril no fue exclusiva, ya que Manolo Maristany publicó también diferentes novelas como La enfermera de Brunete (2006) o El desafío (2009).

Mucho debemos, todos los que amamos la historia de nuestro ferrocarril, a Manolo Maristany, pionero y, sobre todo, magnifico divulgador con sus fabulosas fotografías, llenas de belleza y de vida, siempre acompañadas de textos que deliberadamente huían de los fríos tecnicismos, para sumergirnos en el mundo del tren. Goian Bego, Manolo.


5 comentarios:

  1. En la dècada de los 60 todo lo relacionado con el ferrocarril se batía en retirada y era considerado hasta antiestrès co. De tal manera que a la única imagen ferroviaria a la que se le atribuía una cierta belleza artística era aquel famoso poster del Tokaido japonès con el volcán Fuji Yama al fondo.
    La entrada de Maristany en el mundillo de la afición al ferrocarril supuso una corriente de aire fresco en una estructura decadente saturada de naftalina. Las fotografías y sus descripciones aportaron belleza artística a las demonizadas locomotoras de vapor y gracias a él toda una generación de aficionados nos pudimos sacudir de encima el estigma del frikismo y nos lanzamos sin complejos a la imposible tarea de imitar al Maestro.
    La fuerza moral que el estilo de Maristany introdujo a la afición són el origen de la fuerza con que se emprendieron empresas culminadas por el éxito en la preservación operativa de material ferroviario.
    Esto sin nombrar la actividad estrictamente fotográfica y editorial.
    En fin, ley de vida. Hay que seguir. A día de hoy, en el preciso instante de apretar el disparador de cualquier cámara fotográfica, quizá más de uno tendrá un instante de recuerdo a lo aprendido, consciente o no, de Manuel Maristany.

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  2. Se va uno de los históricos. Buena parte de mi afición a los ferrocarriles viene de cuando me regalaron, me figuro que por algún cumpleaños o similar, allá por 1984-85, "Adios viejas locomotoras" (e "Historia de los trenes", de Hamilton Ellis). Por entonces las locomotoras de vapor habían desaparecido ya del servicio regular de Renfe, pero buena parte de la Renfe retratada por la cámara de Maristany seguía vigente (coches 5000 y 8000, señales mecánicas, estaciones rurales con personal)

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  3. Con gran tristeza y estupor leo estas lineas,los articulos publicados por Manolo Maristany en la revista Via Libre,fueron mis primeras lecturas del ambito ferroviario,e hicieron que me aficionara aun mas y prestara mas atencion al ferrocarril,todos estos articulos fabulosamente recopilados y enriquecidos en su inolvidable y magnifico libro Viajes y Reportajes,fue mi primer libro suyosignifica mucho para mi,y lo conservo como una verdadera reliquia,¡cuantas veces lo habre leido una y otra vez!,cientos de veces,concretamente esta pasada semana estuve leyendo dos de sus capitulos,"Aventuras en la rampa de Pajares" y "El largo viaje del Shangai Expres".Personalmente,creo que Manolo tenia un estilo unico de escribir y trasmitir al lector todo aquello que acontecia en sus viajes y experiencias,te sumergias en la lectura y era tal como si uno mismo estuviera viajando y viendo a traves de lo que describia en primera persona,nunca te cansa su lectura,como si lo leyeras por vez primera,ademas de su excepcional archivo fotografico,efectivamente,como muy bien describes,Juanjo,esas imagenes llenas de belleza,vida,luminosidad y frescura.Siempre infatigable persiguiendo su adorada traccion vapor y describiendola con emocion,desde los pequeños "carrilets",hasta sus muy admiradas Mikado,o Confederacion.Aunque nunca lo conoci personalmente,simplemente decirte,Gracias,Manolo,por hacerme pasar tan buenos momentos de lectura con tus escritos y admirar incansablemente tus imagenes,descansa en paz

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