Locomotora articulada sistema Garrat del ferrocarril de La Robla. Fotografía de Peter Willen. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
INNOVACIÓN TECNOLÓGICA
Pese
a que como se ha señalado, la demanda de locomotoras de vapor con destino a los
ferrocarriles de vía estrecha españoles fue por lo general muy conservadora,
con tipologías en las que primaba la robustez y la sencillez antes que los
alardes tecnológicos y las grandes prestaciones, algunas compañías se
anticiparon a las concesionarias de vía ancha en la introducción de importantes
novedades tecnológicas en España, como fue el caso de las locomotoras
articuladas o la aplicación de la doble expansión.
El ferrocarril de Durango a Zumárraga contó con las primeras locomotoras articuladas sistema Mallet de la península ibérica. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Las
primeras locomotoras articuladas según el sistema mallet circularon en España en el ferrocarril de vía métrica de
Durango a Zumárraga. Esta línea contaba en los pasos de las divisorias de
Mallabia y Descarga con violentas rampas de 28 milésimas y una constante
sucesión de curvas y contracurvas de hasta 60 metros de radio, por lo que el
uso de máquinas convencionales resultaba prácticamente imposible. Por ello, en
1889, tan solo dos años después de que se patentase el modelo, adquirió un par
de unidades construidas en Bélgica por Couillet y que habían sido diseñadas por
el propio Anatole Mallet, inventor del sistema que lleva su nombre. Lamentablemente,
diversas modificaciones introducidas por sugerencia del cliente, entre las que
destaca la del diámetro de los cilindros de alta presión, redujeron las
prestaciones de estas interesantes locomotoras.
Locomotora Mallet del ferrocarril de Madrid a Aragón, uno de los modelos más elegantes de la vía estrecha española. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Pronto
otras compañías se interesaron por el sistema mallet, que fueron adquiridas tanto nuevas como usadas, con destino
a líneas como la de Madrid a Almorox, Madrid a Aragón, Peñarroya a Puertollano,
Compañía General de los Ferrocarriles Catalanes o Utrillas. Por su parte, las
primeras unidades de este tipo no se introdujeron en las líneas de vía ancha
hasta el año 1901, cuando el Central de Aragón adquirió cuatro locomotoras al
constructor alemán Borsig.
La Compañía General de Ferrocarriles Catalanes contó con las primeras Garrat de la península ibérica. Fotografía de Frank Jones. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Los
ferrocarriles de vía estrecha también fueron pioneros en la introducción en
España de otro de los tipos de locomotoras articuladas más comunes en todo el
mundo; el Garrat. Las primeras
unidades de este sistema circularon en la red de la Compañía General de los
Ferrocarriles Catalanes a partir de 1922, mientras que en vía ancha las
primeras no fueron adquiridas hasta 1930 por la Compañía del Ferrocarril
Central de Aragón.
Locomotora Engerth del ferrocarril del Cantábrico, dotadas además de bogie Krauss-Helmholtz. Fotografía de Trevor Rowe. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Junto
a estos modelos de máquinas articuladas, en las líneas de vía estrecha han
circulado numerosas series de locomotoras semiarticuladas, siendo el más representativo
el sistema Engerth, en el que el
ténder no es completamente independiente de la máquina, al apoyarse en ella, lo
que permite incrementar su peso adherente y mejorar por tanto las prestaciones.
Introducidas a partir de 1902, iban además dotadas de un bogie Krauss-Helmholtz
que enlazaba el bisel delantero con el segundo eje motor, lo que facilitaba
notablemente la inscripción en las cerradas curvas que caracterizan los
trazados de la vía estrecha española. Este dispositivo, que en vía ancha
solamente fue empleado por las famosas Santa
Fe, fue muy común en otros tipos de locomotoras de vía métrica.
Locomotora articulada, sistema Engerth, del ferrocarril de La Robla. Fotografía de Xavier Santamaría. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Las
primeras locomotoras Engerth, fueron
suministradas por Krauss a los ferrocarriles de Elgoibar a San Sebastián y al
ferrocarril del Cantábrico en 1902. Tras sus buenos resultados, gracias a su
perfecta adaptación a las características del trazado y el tráfico de las
importantes líneas de vía métrica del norte, donde se precisaban máquinas
capaces de arrastrar importantes tonelajes, pero que a su vez ofreciesen una reducida
base rígida, fueron adquiridas por los ferrocarriles del Plazaola y de La Robla,
así como por la Compañía de los Ferrocarriles Vascongados con destino a su línea
principal entre Bilbao y San Sebastián. Por otra parte, la temprana
electrificación de este último itinerario, en 1929, permitió su posterior reventa
a otras empresas como Santander Bilbao, Vasco-Asturiano, Utrillas o Ponferrada
Villablino, donde a su vez tendrían descendencia en otras cuatro unidades muy
similares construidas en Valencia por Macosa entre 1950 y 1956.
Locomotora compound de dos cilindros de la línea de Onda al Grao de Castellón. Se parecía claramente la diferencia de diámetros entre ambos cilindros, menor en el de la izquierda (alta presión) que en el de la derecha (baja presión). Fotografía de Trevor Rowe. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Otra
innovación tecnológica en la que los ferrocarriles de vía estrecha fueron
pioneros fue la introducción de la doble expansión, el sistema compound, que permitía un mayor
aprovechamiento del vapor y, por consiguiente, un incremento en el rendimiento.
Todas las locomotoras articuladas sistema mallet
trabajaban según este principio, pero entre las no articuladas, las primeras
máquinas de serie que circularon en España fueron cuatro unidades del
ferrocarril de Onda al Grao de Castellón, construidas por Krauss en 1890. Cabe
señalar que pese a esta precoz utilización, el sistema compound no volvió a ser empleado en la vía estrecha española,
salvo en un pequeño grupo de locomotoras adquiridas de ocasión por Robla en Suiza.
En ambos casos, se trataba de máquinas de dos cilindros, cuando la disposición
más común ha sido de cuatro.
Las primeras Consolidation españolas circularon en el ferrocarril de La Robla. Fotografía de Lawrence G. Marshall. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Las
líneas de vía métrica también fueron pioneras en introducir en España los tres rodajes
más representativos de su tracción vapor, el consolidation en 1898, el mastodonte
en 1906 y el mikado, en 1912, mientras
que su incorporación a la red de vía ancha se retrasó hasta los años 1909, 1913
y 1917 respectivamente.
El Santander-Bilbao introdujo la primera Mikado en 1912. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Sorpresa esta tercera parte!,desconocia por completo que hubieran circulado locomotoras tipo Garrat por las lineas de La Robla,al margen del amplisimo muestrario de material con el que conto esa linea,como esas robustas y primitivas Consolidation.Sumamente interesante el modelo Mallet del Durango-Zumarraga,asi como la Garrat de Catalanes de marquesina similar a las del Sierra Menera,pero algo mas de reducido tamaño
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