Fachada principal de la estación de Calzadas. Fotografía de Juan Bautista Cabrera. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Hoy, 30 de marzo, cumple 120 años el edificio de la antigua estación de Bilbao-Calzadas, en la actualidad reconvertida en sede del Museo de Arqueología de Bizkaia.
La de Calzadas es una de las siete estaciones de término con las que ha contado Bilbao a lo largo de su historia, cifra particularmente elevada para una ciudad de su envergadura, justificada por la atomización empresarial de los ferrocarriles vizcaínos y, también, por la difícil orografía de la villa. En el caso concreto de la que nos ocupa, fue construida como cabecera del pequeño ferrocarril de Bilbao a Lezama.
Interior de la playa de vías de la estación de Calzadas. Fotografía de Peter Willen
Como se ha señalado, la orografía de Bilbao condicionó notablemente el desarrollo de su red ferroviaria y, sin duda, el mejor exponente fue la construcción del ferrocarril de Lezama. Autorizada su construcción por el gobierno central el 17 de febrero de 1891, la mayor parte de las obras estaban concluidas en 1894, lo que permitió que, el 2 de mayo de dicho año, entrara en servicio la práctica totalidad del nuevo trazado, en concreto, entre la estación de Begoña y Lezama. Únicamente quedaba por construir el acceso al corazón de la capital vizcaína, mediante un duro y sinuoso trazado, con pendientes de hasta 38 milésimas, que permitieron el rápido descenso desde Begoña hasta el corazón del casco histórico de la ciudad.
Las obras del tramo de Begoña a la estación de Calzadas exigieron un año más de trabajos, por lo que no fue posible inaugurar la totalidad de la línea hasta las 8.30 del día 30 de marzo de 1895. La víspera, se anunciaba en la prensa el nuevo servicio en los siguientes términos:
Mañana se verificará la apertura de la sección de esta villa a Begoña, en ferrocarril de Bilbao a Lezama, siendo el servicio de trenes el siguiente:
Salidas de Bilbao a las 8:40 de la mañana, 3:30 de la tarde y 7:30 de la noche
Salidas de Lezama a las 5 y 8:30 de la mañana y 1 y 6:26 de la tarde
Los billetes de ida y vuelta a precio reducido de Bilbao a Lezama o viceversa, costarán 2 pesetas en primera clase y 0;80 en segunda.
De Bilbao a Begoña costará el viaje 0,40 en 1ª y 0,15 en 2ª
Locomotora "Aurrera" de los Ferrocarriles Vascongados, fotografiada en la estación de Calzadas en 1937. Durante la Guerra Civil esta máquina, hoy preservada en el Museo Vasco del Ferrocarril, prestó servicio en el ferrocarril de Lezama. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
Además, la prensa anunciaba el establecimiento de un curioso servicio combinado, en la estación de Derio, con diligencias a Mungia. Es preciso tener en cuenta que, pese a que Mungia contaba desde septiembre del año anterior con una conexión ferroviaria, a través de la línea que se dirigía a Lutxana, punto donde se podía enlazar con los trenes del ferrocarril de Bilbao a Las Arenas. El coche directo salía de Mungia a las 7:15 de la mañana, lo que permitía alcanzar el corazón de Bilbao a las 9.23, verificándose el regreso a las 2:45 de la tarde, con lo que era posible estar de regreso en Mungia a las 4:15. El tiempo final de viaje era similar a de la alternativa a través de Lutxana pero que tenía como ventaja la mayor centralidad de la estación de las Calzadas. No hay que olvidar que, en aquella época, los trenes de Las Arenas partían de la estación de San Agustín, lugar entonces considerado como muy alejado del centro de Bilbao.
Una de las peculiaridades de la estación de Las Calzadas fue su utilización en los servicios fúnebres que se ofrecían para el traslado de cadáveres al cementerio de Buena Vista, situado en el municipio de Derio. De hecho, éste fue un servicio directamente incentivado por los promotores del pequeño tren de Lezama, que compraron los terrenos y, poco después, los ofrecieron gratuitamente al ayuntamiento de Bilbao para que estableciera en dicho lugar este importante servicio municipal. Dada la distancia existente, unos 8 kilómetros, y la inexistencia de transportes mecánicos por carretera, el tren se convirtió en el mejor sistema para enviar a los difuntos a su última morada.
La vida del pequeño ferrocarril de Lezama no estuvo exenta de sobresaltos. Ya antes de inaugurarse la estación de Las Calzadas, el 7 de julio de 1894, un tren mixto perdió los frenos en la bajada de Artxanda a Begoña y descarriló en la revuelta de Zurbarán, con el trágico balance de 13 muertos y 18 heridos. Algunos años más tarde, el 4 de octubre de 1901, estalló en la estación de Bilbao la caldera de la locomotora Nº 2 "Begoña", la única que tenía operativa la compañía, lo que obligó a suspender el servicio.
La empresa propietaria del pequeño ferrocarril de Lezama aprovechó este forzoso parón para replantear la línea, marcada por el pronunciado ascenso, y posterior descenso, del monte Artxanda. Para ello, optó por construir un nuevo trazado, que incluía un largo túnel de 1.350 metros de longitud. Con la nueva traza, apenas se aprovechaban poco más que los cuatro kilómetros finales de la línea, se construyeron 8 nuevos kilómetros y se abandonó el viejo trazado en 11 kilómetros.
La variante de Artxanda se inauguró el 31 de octubre de 1908, víspera de la festividad de Todos los Santos, día especialmente indicado para reinaugurar los servicios funerarios de la empresa, que incluían la incorporación de nuevos coches fúnebres y la implantación de capilla ardiente en la estación de Calzadas.
En todo caso, no todo fue triste y luctuoso en la historia de la estación de Calzadas. Según ha descubierto nuestro buen amigo Francisco Olano, en 1933 la mayor parte de la plantilla se vio agraciada con el premio gordo de la lotería de Navidad.
La de 1901, no fue la única suspensión del servicio ferroviario que vivió la estación de Calzadas. El 1 de abril de 1969, el corrimiento de la ladera de Montaño interrumpió el paso de los trenes desde la terminal bilbaína hasta su colateral, Ciudad Jardín. El tráfico ferroviario no se recuperó hasta años más tarde, cuando la gestión de la línea ya había sido asumida por la sociedad pública del Gobierno Vasco, EuskoTren, empresa que reabrió el servicio el 28 de noviembre de 1986. Sin embargo, esta situación solamente se mantendría una decena de años ya que el 16 de septiembre de 1996, Calzadas quedaría definitivamente fuera de servicio al construirse un túnel de enlace con la estación de Bilbao-Aduana (actual Casco Viejo) que permitió unir el viejo tren de Lezama, con la sección de Bilbao a San Ignacio, del antiguo tren de Bilbao a Plentzia, tras la integración del resto de esta última línea en el Metro de Bilbao.
En la actualidad, la antigua estación de las Calzadas ha sido reconvertida en el nuevo museo arqueológico de Bizkaia. Por su parte, el viejo tren de Lezama vive en estos días un nuevo renacimiento, con su conversión en la futura línea 3 del metro de Bilbao.
Tren fúnebre fotografiado en la estación de Calzadas. Fotografía, familia Reigadas
Una de las peculiaridades de la estación de Las Calzadas fue su utilización en los servicios fúnebres que se ofrecían para el traslado de cadáveres al cementerio de Buena Vista, situado en el municipio de Derio. De hecho, éste fue un servicio directamente incentivado por los promotores del pequeño tren de Lezama, que compraron los terrenos y, poco después, los ofrecieron gratuitamente al ayuntamiento de Bilbao para que estableciera en dicho lugar este importante servicio municipal. Dada la distancia existente, unos 8 kilómetros, y la inexistencia de transportes mecánicos por carretera, el tren se convirtió en el mejor sistema para enviar a los difuntos a su última morada.
Vista del tren descarrilado el 7 de julio de 1894. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril
La vida del pequeño ferrocarril de Lezama no estuvo exenta de sobresaltos. Ya antes de inaugurarse la estación de Las Calzadas, el 7 de julio de 1894, un tren mixto perdió los frenos en la bajada de Artxanda a Begoña y descarriló en la revuelta de Zurbarán, con el trágico balance de 13 muertos y 18 heridos. Algunos años más tarde, el 4 de octubre de 1901, estalló en la estación de Bilbao la caldera de la locomotora Nº 2 "Begoña", la única que tenía operativa la compañía, lo que obligó a suspender el servicio.
En 1950, la empresa Ferrocarriles y Transportes Suburbanos electrificó el ferrocarril de Lezama. Fotografía de Félix Zurita Moreno de la Vega. Archivo, Josep Miquel Solé
La empresa propietaria del pequeño ferrocarril de Lezama aprovechó este forzoso parón para replantear la línea, marcada por el pronunciado ascenso, y posterior descenso, del monte Artxanda. Para ello, optó por construir un nuevo trazado, que incluía un largo túnel de 1.350 metros de longitud. Con la nueva traza, apenas se aprovechaban poco más que los cuatro kilómetros finales de la línea, se construyeron 8 nuevos kilómetros y se abandonó el viejo trazado en 11 kilómetros.
Vista de la playa de vías en 1986. A la izquierda se observa el antiguo tanatorio de la estación. Fotografía de Juanjo Olaizola Elordi
La variante de Artxanda se inauguró el 31 de octubre de 1908, víspera de la festividad de Todos los Santos, día especialmente indicado para reinaugurar los servicios funerarios de la empresa, que incluían la incorporación de nuevos coches fúnebres y la implantación de capilla ardiente en la estación de Calzadas.
Portada de la Gaceta del Norte del 23 de diciembre de 1933, en la que informa sobre el premio gordo de la lotería de Navidad en el que resultaron agraciados numerosos ferroviarios de la estación de Calzadas. Documento cedido por Francisco Olano
En todo caso, no todo fue triste y luctuoso en la historia de la estación de Calzadas. Según ha descubierto nuestro buen amigo Francisco Olano, en 1933 la mayor parte de la plantilla se vio agraciada con el premio gordo de la lotería de Navidad.
Estación de Calzadas, abandonada y sin servicio, fotografiada en 1972. Fotografía de Jean-Henry Manara
La de 1901, no fue la única suspensión del servicio ferroviario que vivió la estación de Calzadas. El 1 de abril de 1969, el corrimiento de la ladera de Montaño interrumpió el paso de los trenes desde la terminal bilbaína hasta su colateral, Ciudad Jardín. El tráfico ferroviario no se recuperó hasta años más tarde, cuando la gestión de la línea ya había sido asumida por la sociedad pública del Gobierno Vasco, EuskoTren, empresa que reabrió el servicio el 28 de noviembre de 1986. Sin embargo, esta situación solamente se mantendría una decena de años ya que el 16 de septiembre de 1996, Calzadas quedaría definitivamente fuera de servicio al construirse un túnel de enlace con la estación de Bilbao-Aduana (actual Casco Viejo) que permitió unir el viejo tren de Lezama, con la sección de Bilbao a San Ignacio, del antiguo tren de Bilbao a Plentzia, tras la integración del resto de esta última línea en el Metro de Bilbao.
Obras de remodelación de la estación de Calzadas. Año 1986. Fotografía de Juanjo Olaizola Elordi
En la actualidad, la antigua estación de las Calzadas ha sido reconvertida en el nuevo museo arqueológico de Bizkaia. Por su parte, el viejo tren de Lezama vive en estos días un nuevo renacimiento, con su conversión en la futura línea 3 del metro de Bilbao.
Estación de Calzadas, fotografiada en 1990. Fotografía de Juanjo Olaizola Elordi